Sin ninguna pretensión por mi parte, si soy tan afortunado de contar con el seguimiento de mis artículos, habrán podido apreciar que últimamente con INDRA suelo ser bastante poco predictivo en mis apreciaciones a futuro ya que, de nuevo, ha vuelto a ser la adjudicataria del escrutinio de las próximas elecciones generales del próximo día 10. La verdad es que no era nada difícil visto el desastre de la anterior adjudicataria y la experiencia acumulada en este campo por la compañía que preside Fernando Abril-Martorell. Pero esta no es la única buena noticia que acompañará a los resultados presentados en la tarde del martes.
Vamos por el resultado neto, que asciende a 64,7 millones de euros (M€), un 18,5% superior al obtenido en los nueve primeros meses de 2018. Como veremos, esta mejora proviene, en parte, del crecimiento de la rentabilidad operativa y, también, de la reducción comparativa en el impuesto de sociedades, pues en 2018 había registrado una sanción de la CNMC no deducible fiscalmente.
Los ingresos ordinarios crecen un 5,2% hasta los 2.287,5M€, con aumentos del 4,8% en Transportes y Defensa (T&D) y del 5,5% en la división de tecnologías de la información (Minsait). La cartera de pedidos crece en 346M€ hasta los 4.348M€ que en términos porcentuales es un 8,6% más que en 2018. Otros ingresos crecen en 10,1M€ (+19%) por inversiones en I+D superiores en 9M€ a las de 2018 y los aprovisionamientos, 823,8M€ son un 4% menores que en el pasado ejercicio. Los gastos de personal crecen un 10% hasta los 1.302,1M€ con unos costes de reestructuración de 21M€ y un total de 49.082 empleados, que supone un crecimiento del 15%, siendo principalmente la división Minsait la que más crece, especialmente en Iberoamérica.
El Ebitda, que incluye el efecto de la aplicación de la NIIF 16, crece desde los 183,1M€ del pasado ejercicio hasta los 222,8M€ del presente (+21,7%). La atribución por divisiones operativas es para 2019 de 81M€ para T&D y 45 en Minsait, frente a los 99M€ y 16M€ de 2018.
Las amortizaciones crecen en 28M€ (+41,2%) debido principalmente a los 23M€ como consecuencia de la aplicación de la NIIF16.
La deuda bruta continúa creciendo y en los nueve primeros meses respecto al pasado ejercicio lo hace en 85M€ y se sitúa en 1.486M€, un 6% más. Pero la deuda neta lo hace en 247,2M€ ya que el efectivo y equivalentes disminuyó en 157,2M€ principalmente como consecuencia de la disminución de la tesorería procedente de las actividades operativas, 54,1M€ dedicados a CAPEX durante estos nueve meses y 19M€ por resultado financiero como consecuencia del pago de intereses de un bono emitido por 300M€.
Esta parece ser la principal debilidad reiterada de la compañía que, como ya decía anteriormente, se ha visto favorecida por una serie de noticias que junto con estos resultados ha hecho que el mercado, que estaba agazapado por la sequía de dividendos, haya reaccionado este miércoles con una subida de la cotización del 4,5% en la apertura de la sesión.
Abril-Martorell se pasó los primeros años de su mandato recortando costes pero tiene dos ‘peros’: no ha remontado el vuelo con lo que ya tenía en INDRA (¿O es que hemos olvidado que se trata de una empreas de ingeniería, cuyo valor está en sus ingenieros), y dos, ha disparado la deuda bruta hasta niveles preocupantes: 15 veces Ebitda
Lo cierto es que hubo incertidumbre previa. Primero fue la decisión de renunciar a la adquisición de ITP, lo que habría representado una operación dilutiva para los accionistas preocupados por la mínima generación de caja. Después, le ha llovido del cielo la designación por parte del Gobierno español de INDRA como coordinador nacional industrial en el programa europeo de defensa (FCAS) que le dará un indudable prestigio técnico en la industria militar europea. Y, por fin, la publicación de FACTSET de datos de que el valor de la compañía como alcista está apoyado por el 36% de especialistas frente al 15% que recomienda deshacer posiciones. Así, Bryan Garnier valora el título de la compañía en 14€ y el Grupo Santander en 13,50€, mientras que el Sabadell se preocupa por la generación de caja con la esperanza de su corrección en este último trimestre (yo lo dudo), y Bankinter recomienda mantener las posiciones.
Pero aparte de las cuestiones económicas, el caso Púnica continúa siendo una espada de Damocles con el reconocimiento en la Audiencia Nacional de la emisión de facturas falsas a empresas relacionadas con el PP.
Resumiendo: Abril-Martorell se pasó los primeros años de su mandato recortando costes, lo que le sirvió para mantener la cotización, pero no dio con la tecla para aumentar los ingresos. Al final, lo ha logrado gracias a las compras, principalmente la de Tecnocom. Eso está muy bien, pero tiene dos ‘peros’: no ha remontado el vuelo con lo que ya tenía en INDRA (¿O es que hemos olvidado que se trata de una empreas de ingeniería, cuyo valor está en sus ingenieros), y dos, ha disparado la deuda bruta hasta niveles preocupantes: 15 veces Ebitda.