El beneficio de ING cayó un 43,6% en 2018 porque la entidad tuvo que pagar una mula de 775 millones de euros para zanjar las investigaciones relacionadas con las deficiencias en la prevención de lavado de dinero y prácticas corruptas en su filial holandesa, entre 2010 y 2016. Este lunes, el Banco Central italiano le ha prohibido aceptar nuevos clientes en el país hasta que no solucione los problemas detectados en el sistema de blanqueo de dinero.
La decisión no afecta a los clientes actuales, aunque, sin duda, daña la reputación corporativa de la entidad. Y su cotización bursátil: nada más conocerse la noticia, ING bajaba un 3,5% en la bolsa de Amsterdam.
En otras palabras, la multa de Holanda no ha disipado la desconfianza en ING del resto de países donde opera. En el caso italiano, las dudas han surgido a raíz de la investigación realizada entre el 1 de octubre de 2018 y el 18 de enero de 2019. “Surgieron deficiencias en el cumplimiento de la legislación sobre lavado de activos”, ha señalado el supervisor italiano.
La multa de Holanda no ha disipado la desconfianza en ING del resto de países donde opera
Holanda, Italia… y, antes, Rusia, donde ING participó en unos pagos a la teleco rusa Vimpelcom (ahora Veon). La filial española tampoco escapa a la situación y el CEO de la entidad en nuestro país, César González-Bueno, se reunió hace unos días con la ministra de Economía, Nadia Calviño.
Así es muy complicado mejorar la reputación del sector.