El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió tres décimas su tasa interanual en diciembre, hasta quedarse en el -0,5%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La causa ha sido la subida de los precios de la electricidad, del gasóleo para calefacción y de los carburantes y lubricantes.

De esta manera, el IPC interanual encadena su novena tasa negativa consecutiva. Y nos acercamos cada vez más a un escenario de deflación o inflación negativa, que, en economía es un descenso generalizado y prolongado -como mínimo, dos semestres según el FMI- de los precios de bienes y servicios motivado por una atonía de la demanda y un exceso de las capacidades productivas.

La deflación es más peligrosa que la inflación porque indica y supone la reducción de la actividad económica, el aumento del desempleo, aumento de incertidumbre económica, aumento de los tipos de interés reales por la caída de precios y la caída de la demanda.

Por su parte, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) situó su tasa interanual en el -0,6%, dos décimas por encima de la de noviembre.

Mientras que en tasa mensual (diciembre sobre noviembre), el IPC subió un 0,2%.