• El ejército iraquí inauguró la esperada ofensiva para rescatar Mosul de las garras del Estado Islámico (EI).
  • Cuando el EI invadió Mosul y la llanura de Nínive, unos 120.000 cristianos tuvieron que huir.
  • El patriarca caldeo Louis Raphael Sako advierte que la primera urgencia será desminar la zona.
  • "Debemos afrontar seriamente la etapa post-Daesh y planificar la vuelta a la vida de esta llanura fértil y antigua", añadió.
Irak inauguró la esperada ofensiva para rescatar Mosul de las garras del Estado Islámico (EI). Unos 30.000 hombres  -entre el Ejército, la Policía, los peshmerga (fuerzas de seguridad kurdas), las Fuerzas de Movilización Popular (coalición de milicias mayoritariamente chií) y los voluntarios- iniciaron su avance por las llanuras de Nínive en ruta hacia la capital del EI en suelo iraquí. El presidente de Irak, Fuad Masum, aseguró este lunes que la liberación de la localidad de Mosul (norte) es "inminente", recoge Infolibre. Estado Islámico se hizo con el control de Mosul en 2014 y la batalla en la ciudad es clave para las fuerzas que combaten al grupo yihadista, ya que la ciudad es la capital iraquí desde que su líder, Abu Bakr al Bagdadi, proclamase el nacimiento de su califato en junio de 2014. Recordemos que cuando Estado Islámico invadió Mosul y la llanura de Nínive, unos 120.000 cristianos tuvieron que huir, de los cuales unos 40.000 se encuentran en Erbil y el resto diseminados por ciudades como Duhok y otras e incluso en el extranjero. Todavía hoy, habiendo pasado ya más de dos años desde la toma de Mosul y de parte de la Llanura de Nínive por parte de las milicias del Daesh, y en la inminencia de una imponente operación del ejército iraquí contra los yihadistas en el área, resulta "difícil saber en qué condiciones han quedado los pueblos", explicó a Ayuda a la Iglesia Necesitada el Patriarca caldeo Louis Raphael Sako. El primado caldeo advierte que ciertamente será necesario reconstruir viviendas e infraestructuras, pero "antes de regresar para restituir una vida nueva a nuestra queridas y amadas ciudades" será necesario "remover un gran obstáculo. Este obstáculo es un enemigo astuto, que está oculto bajo tierra y muchas veces incluso en los objetos mismos de uso cotidiano". Se trata de las minas, que han sido dejadas por el Estado islámico en la Llanura del Nínive de dónde tuvieron que huir miles de familias cristianas. Reconstruir viviendas, iglesias y hospitales puede ser fuente de gran "satisfacción" para una vida que vuelve a la normalidad después de la devastación perpetrada por el Estado Islámico. "Debemos afrontar seriamente la etapa post-Daesh y planificar la vuelta a la vida de esta llanura fértil y antigua". José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com