- La banca acreedora aprieta las clavijas para llegar a una solución antes de la Junta de Accionistas del 4 de julio.
- Por esas cosas de la vida, el Santander, que se desmarcó de Isolux en marzo, vuelve a escena tras la compra del Popular por un euro.
- De momento, sólo un hay un posible socio, que no termina de decidirse y pone demasiadas pegas.
- Pero si no hay acuerdo o no encuentra otro socio en dos semanas, Isolux queda abocada al concurso de acreedores.
Nemesio Fenández Cuesta, presidente de
Isolux (
en la imagen) está en una encrucijada: necesita encontrar un
socio industrial para la ingeniería, como le ha exigido la
banca acreedora para salvar la empresa, pero lo que tiene de momento ni está cerrado ni es seguro. Pero de eso depende, con el
Santander en escena, que Isolux entre o no en
concurso de acreedores, paso muy delicado porque dejaría la empresa al borde la quiebra o liquidación.
Así la cosas, Fernández Cuesta se ha dado su propio plazo -dos semanas- para conseguir ese socio industrial y si no lo logra se presentará en la
Junta de Accionistas del 4 de julio con un desenlace inevitable: el concurso de acreedores.
El resto, como quien dice, será historia, pero con alguna cosa sorprendente. Tengan en cuenta que
don Nemesio fue el hombre elegido por la banca, hace un año, para reconducir la situación tras diluirse la participación en Isolux de
Luis Delso y
Luis Gomis (del 54% al 10%).
Lo que tiene de momento
Fernández Cuesta es sólo un
posible socio, pero no termina de decidirse y pone demasiadas condiciones como separar lo malo y quedarse con lo bueno, sobre todo el negocio de
redes de transmisión eléctrica.
Paradójicamente,
el Santander vuelve a escena por esas cosas de la vida y del momento; o sea, tras la compra por un euro del Popular. El banco que preside
Ana Botín, que fue el que inclinó la balanza a favor de Fernández Cuesta, decidió desmarcarse de Isolux en marzo. Vendió entonces, por sorpresa, el 9,5% de su deuda en la ingeniería a
Goldman Sachs. Mal gesto, porque no se lo comunicó a ningún otro acreedor bancario, entre ellos el
Popular, lo que precipitó
la entrada de Isolux en preconcurso.
Se ha encontrado así en un viaje de ida y vuelta a la ingeniería para lo bueno a lo malo, porque
el futuro no ha cambiado. Isolux necesita antes de agosto una inyección de 400 millones para ser viable, pero
la presión de la banca no se ha detenido ahí sino que ha ido a más, con la exigencia de un socio industrial.
Rafael Esparza