El ‘relato’ de Vox está batiendo todas las marcas de manipulación. Ejemplo, el relato de la composición de la Mesa del Congreso. Los tertulianos, una especie ni mucho menos en peligro de extinción, no se cansan de repetir que Vox quedó en ridículo por negarse a negociar, algo muy propio de los fascistas.
Lo cierto es que Espinosa de los Monteros estuvo negociando hasta altas horas de la noche con el PP. Los de Pablo Casado sólo tenían que dar 6 votos a los de Abascal para que Vox obtuviera un segundo puesto en el Mesa. Pero prefirieron darle 33 a Ciudadanos… que encima votó en contra de Ana Pastor para la Vicepresidencia, mientras Vox votó a favor.
Total, la izquierda arrasó, y Podemos, con 17 diputados menos que Vox obtuvo tres puestos. Seguro que no lo ha oído usted contar así, pero eso fue lo que ocurrió.
¿Por qué temen a Vox? Porque puede suponer el resurgir de la coherencia de los católicos en la vida pública
Analicemos la situación. Lo que está ocurriendo es algo muy sencillo: la izquierda progre (PSOE, Podemos y separatistas) se une a la derecha progre (PP y C’s), todos contra Vox.
La consigna es muy simple: mostrar a la formación como un partido violento y a Abascal como un fascista. Un ultra. Y muchos medios están colaborando en la campaña con periodistas convertidos en reventadores. Pero lo mejor: la progresía de derechas, la derecha pagana de Ciudadanos y la derecha tibia del PP, también colaboran en ello.
¿Por qué temen a Vox? A fin de cuentas es el tercer partido de la Cámara, con 52 diputados y se ha quedado sólo frente al resto. Pues le temen porque podría suponer el resurgir de la coherencia de los católicos en la vida pública. Y eso es terrible. Recuerden que el 69% de los españoles aún se declara católico. Puede que sean malos católicos, pero también los de Vox son eso: malos católicos. No es un partido ultra, es un partido cristiano forjado por muy malos cristianos, con pocas ideas pero confusas y sedimentadas. Pero, a la postre, cristiano. Si los católicos españoles empiezan a ser coherentes votarían a Vox y entonces hasta los partidos llamados sistémicos, el PSOE y el PP (en efecto ambos suponen un riesgo sistémico) se echarían a temblar.
Lo que une a Podemos, PSOE y separatistas es su anticlericalismo obsesivo. Y lo que marca al PP es su cristianismo vergonzante. Y Vox podría despertar conciencias
Lo que une a Podemos, PSOE y separatistas es su anticlericalismo obsesivo. Y lo que marca al PP es su cristianismo vergonzante. Por eso, ni unos ni otros toleran a Vox. Abascal, con todos sus defectos, que son legión, podría despertar conciencias.