Javier Ybarra Ybarra no está dispuesto a que Ángeles González-Sinde, quien fue ministra de Cultura con ZP entre 2009 y 2011, normalice el asesinato de su padre, Javier Ybarra y Bergé, a manos de ETA en el año 1977 tras haber sido secuestrado. Javier Ybarra Ybarra es uno de los once hijos del que fuera empresario y político vasco, que entre otras cosas presidió los diarios El Correo y de El Diario Vasco, y fue alcalde de Bilbao y presidente de la Diputación Provincial de Vizcaya.
Ybarra Ybarra considera que “cuando se está reescribiendo la historia de los Años de Plomo convendría ser cuidadosos con lo que realmente ocurrió, sin banalizar aquellos terribles años, ni mostrar la mínima comprensión con los asesinos de ETA porque comprenderlo todo es perdonarlo todo”. Es su reacción ante el proyecto de la guionista y directora de cine González-Sinde de llevar al cine la novela autobiográfica El comensal, escrita por su sobrina Gabriela Ybarra (nacida en 1983), hija de Enrique Ybarra. Y ojo, tampoco es baladí el contexto político en el que vivimos, donde el Gobierno Sánchez tiene a los proetarras de EH Bildu como aliados.
Javier Ybarra Ybarra espera que González-Sinde trate a los etarras, por lo menos, de majaderos
En esa novela, su sobrina refiere la muerte de su madre, Ernestina Pasch, por un cáncer en 2011 y la de su abuelo, al que no conoció, asesinado por ETA, tras haberle secuestrado y que llegó a pedir a la familia un rescate de 1.000 millones de pesetas. “Al leer El comensal me atrapó la voz”, afirmó González-Sinde en 2018. “Esa manera tan íntima y en cierta manera desapegada de contar algo tan duro y cotidiano. En muchas familias hay pérdidas traumáticas que las generaciones siguientes perciben, a pesar de que esas muertes se callaron pensando que se protegía a otro”. “No hace falta tener en tu familia una víctima de ETA para sentirte identificado con este relato. Tiene algo más universal, la transmisión de la memoria en un país como España, en el que está muy presente en la cotidianidad de todos; en cuanto escarbas en cualquier familia, ha habido abuelos represaliados, que han vivido con miedo y lo han callado. Gabriela tiene una manera contemporánea de expresarlo”, añadió la exministra.
En su blog, Javier Ybarra Ybarra recuerda que ya contó cómo se produjo el secuestro de su padre en el libro Nosotros los Ybarra y espera que González-Sinde no tenga la comprensión que muestra su sobrina Gabriela y trate a los etarras, por lo menos, de majaderos. Si no es así, lanzará su segundo libro para aclarar de nuevo lo que ocurrió.
A continuación exponemos el contenido íntegro de su blog:
1. Ángeles González-Sinde va a instalarse en Neguri para rodar una película basada en “El Comensal”, la novela de Gabriela Ybarra sobre sus vivencias personales posteriores al asesinato de su abuelo Javier Ybarra y Bergé, mi padre. La directora de cine, ministra de Cultura del Gobierno ZP, está buscando una casa con vistas al mar que tenga una cocina de los años 77, sin reformar, y un jardín. La película será un éxito pero no reflejará la historia real, sino las impresiones de mi sobrina (Bilbao,1983) y las que aporte la propia directora (Madrid,1965). En estos tiempos, en los que se está reescribiendo la historia de los Años de Plomo convendría ser cuidadosos con lo que realmente ocurrió, sin banalizar aquellos terribles años, ni mostrar la mínima comprensión con los asesinos de ETA porque comprenderlo todo es perdonarlo todo.
2. Ángeles, la directora, era íntima amiga del gran Toni López-Lamadrid y Satrústegui, editor de mi libro “Nosotros los Ybarra” (Tusquets) y es casi seguro que habrá leído el capítulo 1º donde relato la entrada de ETA en casa, a las 8 de la mañana, tocando el timbre de la puerta de servicio, vestidos de enfermeros, con las metralletas bajo las batas y ordenando a Marcelina Arteche (Ibarraguelua,1922) que les condujera hasta el cuarto de baño donde se encontraba “don Javier”, preparándose para ir a misa de 9 a la iglesia del Carmen y a El Correo. Y mientras los terroristas le tocaban a la puerta, mi padre les llamaba “majaderos”. Era el mismo calificativo que solía usar cuando, algunas noches, al filo de las 24h, le telefoneaban a su número secreto para pedirle mil millones “o te matamos”, y él les colgaba llamándoles “majaderos”.
3. Nunca oí a mi padre usar la expresión de hijo de putas o cabrones, ni siquiera para referirse a los de E.T.A. Le bastaban dos calificativos: “majaderos” o “individuos”, ni siquiera imbéciles. Confiemos que Ángeles González-Sinde, cuando escriba el guion sobre los etarras, no tenga la cierta comprensión que muestra mi querida sobrina Gabriela en su libro de éxito, El Comensal, y los trate, por lo menos, de majaderos. Si no, ahí estará mi segundo libro (1904-2022) para aclararlo de nuevo porque todo existe para acabar siendo un libro. Saludazos