- El presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIRF) se teme lo peor para el futuro próximo: que el Estado ha asumido demasiados compromisos.El contubernio Estado-banca: los bancos tienen deuda pública española por el 60% del PIB.
- Lo peor, el problema demográfico.
- El problema es que estamos ante una crisis moral, no sólo económica. Seguridad ante todo y falta de compromiso social.
¿Por qué la crisis ha sido tan larga y tan profunda?, se pregunta el director de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIRF),
José Luis Escrivá (
en la imagen), en el curso APIE de la
Menéndez Pelayo, que se celebra en Santander.
Empecemos por el final. Escrivá, fino analista, sólo tiene un problema. Analiza la crisis presente como si sólo fuera
crisis económica, cuando lo cierto es que es crisis moral. Esto es,
analiza la crisis como una crisis más. Y el problema es que no estamos ante una crisis económica sino moral: de especulación y de desesperación. Y la desesperación, como la depresión, lleva a la vagancia, a la inacción y, sobre todo, a
intentar vivir del esfuerzo y del dinero de los demás.
Debilidades fiscales de España. El primero,
el contubernio entre riesgo bancario y riesgo soberano. La banca le compra deuda al Estado y si la banca se pilla los dedos, el Estado rescata a la banca.
El 60% del PIB tiene la banca española en
deuda pública española, metidito en su cartera de activos.
Total,
los bancos trabajan para el Estado, no para los clientes (Sánchez e Iglesias dirían ciudadanos). Y es lógico, entre 2007 y 2016
la deuda pública pasó de un 35 a un 100 por 100 del PIB, en el momento actual.
Segunda cuestión, no hay regla de gasto público y si la hay nadie cumple. Es más,
el propio Estado la interpreta a la ligera y claro, se dispara el gasto de las administraciones. Vamos que, en lugar de regla del gasto, se ha convertido en una
regla inútil para el control del gasto.
"
Tenemos en España un déficit de credibilidad en las finanzas públicas". Eso explica que sigamos teniendo una
prima de riesgo superior a Italia, a pesar de que ésta posee un 135% de deuda sobre PIB.
Y encima falta de corresponsabilidad entre Gobierno central, CCAA y ayuntamientos.
La ley de estabilidad presupuestaria es estricta y completa pero a la hora de aplicarla ha sido un desastre. Hay que reformarla. Sobre todo,
para que haya relación entre el objetivo de déficit y la regla de gasto, y ahora que haya coherencia entre objetivo de deuda y de déficit. Y antes que nada, hay que hacer una ley mucho más simple sobre el control del gasto. La conexión entre los
presupuestos anuales y el plan que se envía a Bruselas (cuatrienal) tienen poco que ver.
Más: ausencia de corresponsabilidad fiscal. España está más descentralizada que Alemania, los más altos de Europa pero, miren por dónde, las CCAA no son responsables de sus déficit.
Con todo,
Escrivá anuncia que el déficit tenderá a ensancharse. El punto más grave es la
Seguridad Social, por ese envejecimiento que nadie se atreve a denunciar pero que constituye el principal problema económico de todo Occidente: tenemos pocos niños y los ancianos se niegan a morirse en tiempo y forma y se pasan lustros chupando pensión. ¡Una vergüenza que nadie sabe cómo resolver!
Volviendo a la corresponsabilidad. Podemos elegir el modelo norteamericano o el germano, pero
nos quedarnos donde estamos ahora: en el medio.
Estados Unidos: Cada palo que aguante su vela. Los Estados pueden quebrar. O el sistema alemán: Consejo de responsabilidad donde deciden Berlín y los Estados regionales e incluso los ayuntamientos. Todos deciden y todos responden. En España, el Gobierno central decide el gasto pero las CCAA no se hacen responsables porque saben que el Estado cubrirá sus déficits.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com