- Su idea sería volver a El Corte Inglés de Ramón Areces: ni un euro de deuda bancaria.
- Sin embargo, Florencio Lasaga (40%) y las hermanas Guil (15%) insisten en realizar la operación que iniciara su tío.
- Frente a ello, el primer ejecutivo de la empresa sólo puede oponer su 7,5%.
- En cuanto a Carlota Areces y otros accionistas, no ofrecen un plan alternativo.
- Eso sí, están dispuestos a llegar a los tribunales porque la operación de Qatar, ahí tienen razón, minimiza el valor de la empresa.
- El doble problema de El Corte Inglés: propietarios que se comportan como rentistas y ejecutivos que se comportan como propietarios.
- En cualquier caso, el moro catarí está comprando El Corte Inglés a precio de saldo.
- ¿Hay alternativa? Sí, vender activos para reducir deuda.
Junta de accionistas de
El Corte Inglés, el próximo domingo 30. En ella se consagraría la operación por la que el jeque catarí
Bin Jassim (nombre completo, ojo al dato, Hamad Bin Jassim -coma- Bin Jaber Al Thani), se haría con el 10% de El Corte Inglés, como mínimo, financiando buena parte de su operación de 1.000 millones de euros… con los intereses que le pagaría El Corte Inglés.
Además, ¿vale
El Corte Inglés 10.000 millones de euros? No, vale mucho más. Ciertamente, con un aceptable PER 10 El Corte Inglés debería ganar 1.000 millones de euros al año para valer 10.000, cifra que no va a ganar en el último ejercicio, pero es que las ventas empiezan a responder ahora. Y van al alza.
Pues bien, la operación que el propio
Isidoro Álvarez iniciara con los cataríes valora los grandes almacenes en esos magros 10.000 millones de euros. Cierto que los accionistas rebeldes, capitaneados por Carlota Areces, oponen que sólo
los inmuebles valen 18.000 millones de euros y, también cierto, es que esos inmuebles no serían de fácil venta y se necesitan para… vender. Ahora bien, pueden quedarse en alquiler y, en cualquier caso, no se puede valorar una empresa de distribución en foto fija… tras la crisis de consumo más importante que haya vivido España desde el final de la Guerra Civil. En cualquier caso,
El Corte Inglés vale más de 10.000 millones de euros. Dicho de otra forma:
Carlota Areces tiene razón: por falta de liquidez
se está malvendiendo la primera cadena de distribución de España.
Total: gran conmoción periodística ante la
Junta de Accionistas. Hasta
El Español le dedica espacio, aunque sin mucho tino, pero eso indica que Pedro José ha olido sangre. Accionistas de distintas ramas familiares, encabezados por la precitada Carlota Areces, se niegan a la operación catarí, mientras
Florencio Lasaga, presidente de la Fundación Ramón Areces, y las hijas adoptivas de Isidoro Álvarez, Marta y Cristina Álvarez Guil, la apoyan. Considera Lasaga y su alter ego,
Carlos Martínez Echevarría, que están cumpliendo como albaceas testamentarios de Isidoro Álvarez y, en cuanto a las hermanas Álvarez Guil, el problema es que ni han ejercido ni quieren ejercer la gestión. Pero sí quieren mantenerse unidas a Lasaga, que controla la Fundación Ramón Areces, y con ello hablar en nombre del 55% del capital.
Ahora bien, entre la Fundación (casi 40%) y las hermanas Marta y Cristina (algo más del 15%) suman el 55% del accionariado de El Corte Inglés, mientras que la oposición estaría rozando el 20%. Ergo, ya se sabe quién puede ganar. Como último recurso, Carlota Areces está dispuesta a irse a los tribunales. Sería la ruptura total y algo que podría precipitar el
cambio de propiedad de la empresa. Porque, no nos engañemos, ese 55% no está asegurado, si consideramos lo más importante: la inyección de liquidez catarí es pan para hoy y hambre para mañana por su elevado coste: ni de broma soluciona el problema de deuda de El Corte Inglés. Cuidado, porque eso abre las puertas al
jeque Jassim para hacerse con el control total (y luego venderlo por el doble, claro está).
Al final, uno de los problemas de El Corte Inglés es que muchos propietarios se han convertido, o tienen tendencia a convertirse, en rentistas y en que la vieja guardia de los ejecutivos se comporta como si fueran propietarios. Un doble problema si lo prefieren. Y algunos parece que sólo piensan en hacer liquidez y marcharse. Y si de liquidez hablamos, entonces la valoración se convierte en el factor principal. Insisto:
lo que el moro catarí está haciendo es comprar El Corte Inglés, o una parte del mismo, al menos por el momento… ¡a precio de saldo!
Pero lo más importante: ¿qué piensa el presidente y primer ejecutivo del Grupo,
Dimas Gimeno, sobrino de Isidoro Álvarez? Pues que quede bien claro: quizás a la fuerza le ahorquen pero a Gimeno no le gusta nada, lo que se dice nada, la operación catarí. Ahí se equivocan Carlota Areces y alguno de sus aliados -no todos, es cierto- cuando acusan a Gimeno de estar a favor de la operación. No es cierto. Insisto: como ejecutivo con un 7,5% del capital deberá hacer caso a la mayoría, pero no es lo que él haría si realmente controlara El Corte Inglés.
El problema de fondo es el mismo: a
Isidoro Álvarez, que hizo crecer los grandes almacenes como nadie, le sorprendió la muerte sin haber perfilado la sucesión y tras una modificación de su testamento que está en el origen de todo lo que ahora está ocurriendo.
¿Existen alternativas a la introducción del moro pérsico? Sí, existe la posibilidad de cerrar centros no rentables y vender activos que sí lo son. En definitiva, existe la posibilidad de empequeñecer
El Corte Inglés hasta que vuelva a ser lo que Ramón Areces tenía como enseña: una empresa que no debía un euro a los bancos. Sólo que Dimas Gimeno sólo posee el 7,5%. La gran batalla perdida por Gimeno no fue ésta sino el que no se le otorgara la
Presidencia de la Fundación Ramón Areces. Ahí está la clave.
Y el gran error de Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría consiste en empeñarse en que todo permanezca como con Isidoro. Primero, porque a lo mejor Isidoro Álvarez ahora hubiera hecho otra cosa que entregar un buen pedazo de El Corte Inglés a un inversor tan poco recomendable como el moro Jassim… en el actual contexto. En segundo lugar, porque el hecho de que la Fundación mantenga casi el 40% del capital es algo bonísimo para la estabilidad de la empresa pero no puede haber dicotomías entre propiedad y gestión, en una empresa de las características de
El Corte Inglés. Y un añadido: si la Fundación Areces quiere hacer honor a su nombre lo que tiene que hacer es reducir su deuda a cero, no introducir elementos extraños a la firma.
Porque la banca acreedora claro que está feliz con la operación de Qatar. Los bancos no miran por los 100.000 empleados de
El Corte Inglés, ni por la marca de distribución más importante de España. A ellos poco les importa quién pague con tal de que pague. Y poco, porque esa es otra,
Hispanidad fue la primera en advertir que la operación catarí no sólo es mala sino que, además, es cara: con ella se regala El Corte Inglés pero no se arregla el problema de deuda de los grandes almacenes.
Tampoco olvidemos algo: El Corte Inglés no es sólo la más importante empresa de distribución española sino que ha creado un estilo único, de consumo de gama media alta y con presencia en casi todos los sectores de venta. Mérito, en gran medida, de
Isidoro Álvarez a pesar de su 'mala' sucesión. Y todo esto es algo que no se improvisa de la noche a la mañana. Esa es una patente española que conviene mantener en España y exportarla fuera.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com