El choque de trenes entre Iberdrola y Siemens ha llegado, este viernes, en la Junta de Accionistas de Siemens Gamesa, con el rechazo a las dos propuestas introducidas en el orden del día por la eléctrica que preside Sánchez Galán por la mayoría del 59% en el capital frente a 8%.
El enfretamiento queda claro y las consecuencias, a la espera, pero los resultados de las votaciones, durante la asamblea de Zamudio (en la imagen), dejan en evidencia al principal accionista en los dos puntos polémicos, frente a la mayoría de los accionistas minoritarios y representantes de los fondos de inversión, pero sin mayoría en el capital social, claro.
La postura de Siemens fuerza a Iberdrola a acudir a los tribunales, si cumple su advertencia, replantear el cumplimiento de las condiciones con las que la CNMV eximió a la alemana de lanzar una OPA, ejercer su derecho a vender a 22 euros o salir del capital, poco probable, porque ya lo podría haber hecho.
En paralelo, la eléctrica no olvida la vinculación profesional en el pasado de Siemens con Sebastián Albella, presidente de la CNMV, por el bufete Linklaters, el mismo que asesoró en la fusión y en el que Albella ha sido el principal socio responsable. Es la misma fricción que afloró tras la absorción del Popular, cuya situación conocía por un informe pedido a Linklaters, aunque Albella se ausentó de la reunión del regulador que aprobó la fusión eólica.
Lo que se ha visto en la junta es el enrocamiento de Siemens en las intervenciones, tanto de la presidenta del grupo en España, Rosa García, como del consejero delegado, Markus Tacke, que ha negado que se planteen el traslado fuera de España de la sede, aunque se han negado a ratificar, como pedía Iberdrola, que seguirá en nuestro país.
La eléctrica insiste en la falta de herramientas en el Consejo de Administración para tomar decisiones
Lo mismo ha sucedido con la otra propuesta para mejorar los procedimientos de gobierno corporativo.
Ni uno ni otro han cambiado el guión, lo que deja en el aire la tensión máxima vivida esta semana. En representación de Iberdrola ha intervenido Iñigo Elorriaga, que ha explicado que el Consejo de Administración carece de las herramientas de gestión para cumplir su labor en la toma de decisiones, por un lado, y alentar así “un proyecto industrial fuerte y en España”. Todo ello, en detrimento de los pequeños accionistas.
El representante de Siemens, Fernando Ortega, ha replicado que esas quejas carecen de fundamento porque las decisiones sobre la sede corresponden a la junta de accionistas y, además, ese punto no es estratégico ni esencial en la fusión.
En Iberdrola insisten en la vinculación profesional entre Markus Tacke y el presidente de la CNMV, Sebastián Albella
Rosa García, por su parte, ha anunciado que la auditora PriceWaterhuseCoopers será la encargada de analizar el funcionamiento de la empresa y si se ajusta a las condiciones del mercado eólico. Y Markus Tacke ha abundado en los planes para mejorar la productividad, reducir los costes -sin mención al recorte de empleos, que también afecta a España-, recuperar sinergias y superar la situación que ha provocado la tormenta en bolsa.
La reacción en el mercado, por cierto, sigue castigado la cotización, un 2,3% con un Ibex que cae un 0,99%.