Si el martes fue Bankia, este jueves han sido los accionistas de Caixabank los que han dado el visto bueno a la fusión que dará como resultado el mayor banco de España por activos, con más de 50.000 empleados y más de 20 millones de clientes. Como en el caso de Bankia, el pescado ya estaba vendido antes de comenzar la junta, pero había que cumplir con el trámite.
La fusión ya tiene la bendición de ambas entidades y ha echado a andar oficialmente, pero sin un encaje concreto para José Sevilla. La Junta de Caixabank tampoco ha servido para aclarar cuál será esa “dirección de gran responsabilidad” que le prometió José Ignacio Goirigolzarri, aunque, como adelantó Hispanidad, podría tratarse de una mega-dirección financiera, dependiente del presidente y con funciones de ‘controller’.
La reunión, celebrada de manera presencial y telemática, y que ha contado con la asistencia de algo más del 70,3% del capital, ha sido, eso sí, la despedida de Jordi Gual. “Ha sido un honor y un privilegio”, ha resaltado el presidente de la entidad, que cederá la Presidencia de la nueva Caixabank a José Ignacio Goirigolzarri.
Gual se marcha orgulloso del trabajo realizado desde que asumió el cargo en 2016, y no ha escatimado elogios. Por ejemplo, a la “fantástica” red comercial que ha permitido ganar dos puntos de cuota de mercado en cuatro años, o a la compra del portugués BPI, una operación “excelente”. Y, como no, palabras de reconocimiento a Gonzalo Gortázar, “un ejemplo para toda la organización”.
El consejero delegado no ha querido perderse la fiesta y ha agradecido a Gual su “liderazgo”. “Ha sido un placer y un privilegio trabajar contigo. Gracias, presidente”, le ha dicho.
Todo muy bonito hasta que los accionistas han tomado la palabra, muchos de ellos en nombre de los sindicatos. La preocupación es lógica ya que se avecina un ajuste duro de plantilla, que se comenzará a negociar una vez cerrada la fusión estatutaria.
Algún accionista teme, incluso, que Gortázar pase demasiado tiempo en Madrid y haga valer su condición de madridista. “No vaya al palco del Bernabéu”, le ha aconsejado.
Ahora bien, el problema no es si Gortázar va o no va al Bernabéu, sino los bajísimos tipos de interés marcados por el BCE. Y cuidado, porque, según el CEO de Caixabank, lo más probable es que la situación actual perdure hasta la parte final de esta década. Eso sí es preocupante, y no sólo por los bancos, sino por toda la economía.