Este jueves, ha tenido lugar la Junta de Accionistas de Iberdrola, “una necesidad inaplazable”, ha vuelto a insistir el presidente y CEO, Ignacio S. Galán, al inicio de su intervención en este acto que por primera vez se ha hecho de forma telemática, debido al coronavirus. La clave ha sido el resultado: el ejecutivo se ha blindado en su puesto frente al ‘caso Villarejo’… y por mayoría búlgara, porque el sutilísimo sistema para no tener que dimitir si resulta imputado ha sido aprobado por el 99,9% de los accionistas. Eso sí, no se le ha visto en directo, sino que sólo se le ha podido escuchar y ver en algunas fotos de otros momentos (tras la Junta, la compañía ha enviado algunas imágenes).
Recuerden, tal y como informó Hispanidad, que el Reglamento del Consejo de Administración, en el artículo 21.3, se citan casos en que los consejeros deberán dimitir. Entre ellos, en el apartado b se señala que “Cuando por hechos o conductas imputables al consejero se hubiere ocasionado un daño grave al patrimonio social o a la reputación de la Sociedad o surgiera riesgo de responsabilidad penal para la Sociedad o alguna de las sociedades del Grupo”. Esto último es lo más importante, y por ello, Galán decidió prepararse: como saben, propuso a la Junta (en concreto, en el punto 7) la modificación del artículo 8 de los Estatutos Sociales para “dar reconocimiento estatutario al Sistema de Cumplimiento y a la Unidad de Cumplimiento”. A dicho artículo se le han añadido los puntos 8 y 9, por los que la medición e instrumentación del Código Ético y del Sistema de gobierno corporativo será tarea de la Unidad de Cumplimiento, un órgano vinculado a la Comisión de Desarrollo Sostenible, la cual está ligada al Consejo de Administración.
Logra el visto bueno de los accionistas a modificar el artículo 8 de los Estatutos Sociales: si resulta imputado, la Comisión de Desarrollo Sostenible decidirá si debe dimitir o no
De esta forma, en caso de que se diera la posible exigencia de dimisión, si el juez García-Castellón decidiera imputar a Galán, quedaría a la interpretación de un órgano dependiente del Consejo. Y a los accionistas les ha parecido bien, pues las propuestas relacionadas con el sistema de gobierno corporativo han recibido un respaldo promedio del 99,92%, y en concreto, lo relacionado con cumplimiento ha recibido un apoyo del 99,96%. Unas mayorías búlgaras que se han dado en casi todas las propuestas, por lo que se ha considerado una “mayoría suficiente para aprobarlas”, como ha señalado el secretario del Consejo, Julián Martínez-Simancas, aunque los accionistas podían seguir votando hasta las 14 horas.
A la vista de todo esto, Galán ha conseguido lo que se proponía, o sea, blindarse. Asimismo, cabe destacar que los accionistas han aprobado un bono estratégico para el periodo 2020-2022, como incentivo a largo plazo por el desarrollo de las perspectivas entre 2018 y 2022, por un importe de 14 millones de euros que recibirán en acciones ejecutivos, personal directivo y otros profesionales. Esta medida resulta algo curiosa en estos momentos, pues la mayoría de las empresas han adoptado por reducir las remuneraciones variables, o incluso bajar o suspender los dividendos.
Respecto a esto último, Iberdrola mantiene el reparto de un dividendo complementario de 0,232 euros brutos por acción del ejercicio 2019 el próximo julio, que se sumará al dividendo a cuenta ya pagado (0,168 euros), por lo que en total recibirán 0,4 euros. De cara a este año, la remuneración al accionista seguirá al alza: Galán ha señalado que se va a “mantener línea creciente del dividendo, en línea con el crecimiento de beneficio”, pues prevé un nuevo récord de ganancia, que supere el de 2019 (3.406 millones). Además, ha presumido de que “la compañía tiene liquidez suficiente para 18 meses en el escenario más restrictivo de los mercados”, pero debe destacarse que también hace muchas emisiones de bonos (la última, el pasado miércoles), por lo que tiende a endeudarse.
Mantiene la previsión creciente de beneficio, reparto de dividendo, inversiones y nuevos empleos
En 2020, Iberdrola quiere “batir récord de inversiones” y alcanzar los 10.000 millones (superando los 8.158 millones del año pasado), porque su “capacidad tractora es más necesaria que nunca”. Y por ello, para acelerar estas inversiones, prevé contratar 5.000 nuevos empleos (frente a los 3.500 de 2019), pues de los 9.000 megavatios (MW) de nueva capacidad que están en construcción, “al menos la mitad entrarán en operación durante el presente ejercicio”.
En relación a la transición energética, Galán ha recordado que la eléctrica se anticipó, porque los los objetivos de emisiones de CO2 para 2030 los ha cumplido “con diez años de adelanto y lo haremos con los de 2050”. No ha perdido la ocasión de afirmar que ve una “decisión acertada”, pese a la que está cayendo, que la vicepresidenta de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, enviara el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) a Bruselas, y considera que esta última “debe acelerar su aprobación”. Para que luego digan que no se entendían Galán y Ribera… parecen uña y carne. Eso sí, el ejecutivo ha criticado la burocracia que rodea a las renovables: ha pedido a las autoridades que “el sistema de permisos se agilice”, pues suele durar cinco años en total (incluyendo las licitaciones de conexión a la red), mientras que la construcción tarda entre año y año y medio.
Galán y la vicepresidenta Ribera son ‘uña y carne’, aunque el ejecutivo no alaba la burocracia que rodea las renovables: pide que se agilicen los permisos
Paralelamente, Galán ha presumido de que en Iberdrola hay un “profundo respeto a los valores éticos”, algo que llama la atención. Y es que la compañía no sólo se ha visto salpicada por el ‘caso Villarejo’, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil registró varias sedes en 2017 por una presunta manipulación de precios en 2013 y también fue investigada por una querella por la presunta trama de instalación de parques eólicos en Castilla y León.
Ahora Galán está blindado y todo parece indicar que continuará sin plantearse su sucesión (en septiembre cumplirá 70 años), pues fue reelegido por cuatro años en la Junta de 2019, ni tampoco el nombramiento de un CEO. En contra del pensamiento dominante en materia de buen gobierno corporativo, Galán sigue creyendo en la presidencia ejecutiva y no le gusta el modelo chairman, sobre todo, cuando él es el presidente ejecutivo. Y es que nadie le va a discutir su gestión ni el buen funcionamiento de la compañía, cuya reputación corporativa no se ha visto afectada por el ‘caso Villarejo’ y además se convirtió hace meses en la segunda capitalizada del Ibex. Eso sí, este jueves, la eléctrica baja un 2% al mediodía, como el selectivo español, aunque ha cerrado la sesión en verde (+0,21%) y el Ibex en rojo (-0,08%).
Se ha despedido de Inés Macho agradeciéndole los servicios prestados, aunque seguramente ella habría preferido gratitud en forma de continuidad
Y por último, destacar que Galán se ha despedido de Inés Macho agradeciéndole los servicios prestados, aunque seguramente la que hasta ahora era la vicepresidenta de la eléctrica habría preferido un agradecimiento en forma de continuidad. También ha dado las gracias a Denise Mary Holt, que al igual que Macho, ha dejado de ser consejera. Y por cierto, ya hay sustituto de Macho: el consejero independiente coordinador Juan Manuel González Serna (presidente del Grupo Siro) ha sido elegido nuevo vicepresidente de la eléctrica.