La Junta General de Accionistas de Kutxabank, celebrada este lunes, ha dado luz verde al nombramiento de Hipólito Suárez como consejero independiente, en sustitución de José Antonio Ruiz-Garma Martínez.
Tras este cambio de ‘cromos’ que ha supuesto la entrada del sobrino de Adolfo Suárez, el consejo de administración de la entidad vasca seguirá formado por 6 independientes y 8 dominicales… más el presidente y el consejero delegado. Es decir, seguirá mandado el PNV.
Y esto a pesar de las presiones del BCE para que se convierta definitivamente en una sociedad anónima cotizada en Bolsa. El PNV se resiste y, de momento, está logrando zafarse del abrazo de Fráncfort. Recuerden que logró que el Gobierno Sánchez prorrogara un año más, hasta diciembre de 2024, la creación de un fondo de reserva que sirviera para hacer frente a las necesidades de recursos propios que pudieran surgir. Hablamos de unos 235 millones de euros en el caso de la BBK (57% de Kutxabank), una cantidad muy significativa si tenemos en cuenta, además, la limitación de dividendo impuesta por el BCE con motivo de la pandemia.
Las presiones desde Fráncfort solo amainaron tras el anuncio de negociaciones para la fusión BBVA-Sabadell-Kutxabank, con la que los nacionalistas vascos soñaban con volver a hacerse con el BBVA aun a costa de perder la Kutxa. Aquello no prosperó y tenemos que seguir hablando de una de las entidades con más recursos propios -según la doctrina BCE- pero con escasa rentabilidad.
Pero es del PNV. Eso es lo más importante, pues.