Finalmente, la integración de Cajasur dentro del Grupo Kutxabank ha sido algo parecido a la película Ocho apellidos vascos. Probablemente, a nivel cultural el choque habrá sido brutal, especialmente en la forma de trabajar, pero al final los negocios son los negocios. De hecho, Cajasur ha aportado al grupo un total de 19,5 millones de euros al beneficio neto consolidado -resultado que ha quedado fijado en 332,3 millones, un 10% más que el ejercicio anterior- cuando muchos no dábamos dos duros por la creación de posibles sinergias a la actividad.
Y todo ello, como bien nos dice la entidad en su presentación de resultados del curso 2018 en un entorno marcado por los signos de desaceleración de la economía, la persistencia de los tipos de interés en negativo, tensiones geopolíticas que han generado volatilidad en los mercados y por una intensa agenda supervisora y regulatoria. Todo para temblar y que dan ganas de salir corriendo.
El beneficio neto asciende a 332,3 millones (+10%), gracias a la mejora de las variables vinculadas al negocio con clientes
Pero ha sido bien gestionado por la entidad, que para eso son de Bilbao. Solidez sostenible del resultado, basado en el crecimiento del negocio central de la entidad y de sus clientes caracterizados, la evolución positiva de la rentabilidad y la fortaleza que reflejan la mejora de la tasa de morosidad y el nivel de solvencia. Y a este respecto, la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) ha considerado a Kutxabank como la primera entidad del sistema por cuarto año consecutivo, liderando las pruebas de estrés del Banco Central Europeo (BCE).
En este sentido, la evolución positiva del negocio básico es una evidencia. La entidad ha basado su resultado en la mejora de todas las variables vinculadas al negocio con clientes, que se ha visto favorecido por un elevado volumen en la nueva contratación de productos financieros, por el dinamismo del negocio asegurador, la positiva evolución de las captaciones netas hacia productos fuera de balance y por el crecimiento de los clientes vinculados y digitales. En concreto, la inversión crediticia productiva se consolida. Los préstamos hipotecarios, en su momento un verdadero Caballo de Troya del sistema, crecen un 22,6%; la financiación a las PyMES, un 12,3% y el crédito al consumo, un 20%.
El margen de explotación sube un 12,4% por la mejora de los ingresos recurrentes y la reducción de los gastos de administración
Todo ello deriva en una mejora de los ingresos recurrentes del negocio bancario del 1,9% hasta los 1.057 millones de euros para un margen bruto de 1.088 millones. La adecuada gestión de los gastos de administración, que ven reducido su importe en un 5% en el periodo conlleva a la mejora del margen de explotación en un 12,4%, quedando fijado en 438 millones, explicando en gran medida la evolución del resultado del grupo, que, tal y como comentábamos, se elevaba un 10% anual.
Por su parte, la tasa de mora es la verdadera protagonista en su actividad, y queda fijada en el 3,86% frente al dato de partida de 10,35%, obteniendo uno de los datos más bajos del sector, tras haber reducido en casi 500 millones los activos dudosos. Las entradas de nuevos activos dudosos han quedado limitadas de manera importante, lo que ha derivado en una mejora de la ratio de mora del grupo de 104 puntos básicos menos que en 2017 y casi 200 puntos menos que el promedio del sector. Excluyendo la morosidad de la actividad inmobiliaria, la ratio se reduce al 3,51%. Además, el resto de indicadores de gestión mantienen una línea positiva: tanto el coeficiente de solvencia total del Grupo como la ratio Core Tier I se han situado en el 16,1%. En su versión, el “fully loaded” ha quedado fijado en el 15,5%, con una ratio de apalancamiento del 8,1%, muy por encima de la media del sector.
La tasa de mora se sitúa en el 3,86%, gracias al descenso de los activos dudosos en casi 500 millones y la entrada limitada de nuevos activos de este tipo
Con esos datos, resulta fácil anticipar la evolución de su rentabilidad: el coeficiente ROE se ha situado en el 6,37%. Para alegría de sus propietarios, los datos anteriores permiten mantener el reparto del dividendo en el 50%, suponiendo un total de 166 millones este año y de 549 millones en cuatro años.
En alguna medida, el Grupo ha sido capaz de responder al reto solicitado por la digitalización del mercado. El 23% de los préstamos al consumo fueron formalizados online y un 40% de sus clientes operan de forma casi exclusiva a través de Internet y generan más del 57% del margen bruto. Con estos datos resulta evidente que la oficina clásica está abocada a desaparecer, siendo sólo un escaparate para evitar olvidarnos de su cara.