• Las reformas del BCE se aplicarán el 1 de enero y afectan a la medición de los activos ponderados de riesgo.
  • Los cambios afectarán más esta vez a la banca al por mayor y de inversión.
  • Es la que practican los grandes de Europa, como BNP, Deutsche Bank o Commerzbank.
  • A los bancos españoles les afectó Basilea III (normas sobre fondos propios). Lo que llega ahora les parece bien.
Los bancos alemanes y franceses se han puesto a trabajar a fondo -léase, presionar a fondo- para que no llegue la sangre al río -léase, para salvarse como puedan- por las exigencias de capital a las que les puede obligar Basilea III y medio, por llamarle de algún modo. Se trata de las nuevas normas sobre la medición de riesgos que se aplicarán a partir del 1 de enero y que están en discusión en el Comité de Basilea, que depende Banco de Pagos Internacionales, el banco de los bancos centrales, también el BCE, cuyo Consejo de Supervisión preside Danièle Nouy (en la imagen). Lo que está en juego es la medición de los activos ponderados de riesgos y el impacto posterior en las necesidades de capital. Hablamos de nuevas mediciones de riesgo del cartería de créditos al consumo o de la hipotecaria. Que puede poner en cuestión sus ratios de capital. Pero estos cambios afectarán sobre todo a la banca al por mayor y de inversión, que es la que practican entidades como Deustche Bank y Commerzbank, en Alemania, o BNP Paribas, Crédit Agricole o Société Générale, en Francia, que es lo que están haciendo lobby en el sprint final de las negociaciones. A los bancos españoles les afectó sobre todo las normas de Basilea III por las exigencias de fondos propios. De hecho, con los criterios que ya aplican podrían mejorar la nota de  solvencia. Recuerden el mal momento que pasaron por las pruebas derivadas del rescate bancario. Con razón decía esta semana Luis de Guindos que la banca española está "muy tranquila" y se refería, naturalmente, a lo estricta que ha sido al aplicar los modelos de cálculo de riesgo y de capital. En Alemania y Francia, sin embargo, los grandes bancos han abusado de modelos internos que mejoraban su perfil de riesgo. Esas mismas entidades son las que ahora presionan para someterse a al mismo cálculo que el resto. Rafael Esparza