De la crisis económica provocada por los excesos de dinero no hemos salido. Estamos en crisis permanente y con una generación que vive peor que sus padres.
De la crisis bancaria sí hemos salido, con un gran esfuerzo y muchos fondos públicos. En este caso, también por tontos, dado que lo que se debía haber decretado en 2008 es que hay que dejar que quiebren los bancos quebrados.
En cualquier caso, se ha impuesto el criterio del tamaño y de las constantes aportaciones de capital como respuesta a las situaciones de crisis bancaria. Y así, todos los que reguladores, también los gobiernos, se han puesto de acuerdo en que todo se soluciona con más capital.
Lo pequeño puede, y suele, ser más rentable que lo grande. Y más gobernable. Y más humano
De nuevo, la batalla ideológica de la modernidad, que no es entre lo público y lo privado, sino entre lo grande y lo pequeño.
El BCE no ha caído en la cuenta de que un buen banco no es el que tiene mucho capital, sino el que tiene poca morosidad. Porque lo pequeño puede ser, suele ser, en contra lo que se predica, más rentable que lo grande. Y, sobre todo, más gobernable y más humano.
Pero, en cualquier caso, la banca no tiene que ser grande. Y si quieres mejorar a la banca, no hagas fusiones, que sólo sirven para despedir gente: sube los tipos de interés que, además, es lo lógico.