Julio Corrochano es el hombre a seguir. El excomisario general de Policía Judicial entró en el BBVA en 2002, primero bajo las órdenes de José Antonio Fernández Rivero, director general de Medios del banco y hombre de la máxima confianza de FG, encargado de las tareas difíciles, y luego como máximo responsable de Seguridad Corporativa del grupo. Recuerden: el escándalo de las grabaciones del BBVA comenzó en 2004, con el intento de Sacyr por hacerse con el control del banco.
Corrochano contaba con la total confianza de FG, con quien tenía línea directa, como es lógico. Y también la tenía con el excomisario Villarejo, contratado por el banco para elaborar informes acerca del ‘grupo hostil’, esto es, los que intentaban derrocar al presidente.
En la primavera de 2018, poco antes de que la Audiencia Nacional y el propio BBVA iniciaran la investigación -no se rían, que el banco se lo ha tomado muy en serio-, Corrochano pasó a un segundo plano. Abandonó la entidad después de 16 años. ¡Cuánta información acumulada!
FG puede estar tranquilo, de momento. El expresidente del banco sabe de la fidelidad de ‘su’ exjefe de Seguridad. Los problemas pueden surgir si el juez Manuel García-Castellón, le presiona para que hable y cuente todo lo que sabe. Pero mientras eso no ocurra, Corrochano no dirá nada y menos aún si puede perjudicar a su exjefe.