La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) se ha quedado sola. Como bien saben, su propuesta de recortar las retribuciones a la distribución y al transporte de electricidad y gas no gusta ni a eléctricas ni a gasistas -ya hay amenazas de no invertir o de llegar a los tribunales-, pero tampoco a la ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera.
Ahora la propuesta del regulador está en proceso de consulta pública y va recibiendo alegaciones. Es la primera vez que la CNMC tomará una decisión vinculante sobre las retribuciones, y por ahora, su estreno ha sido bastante sonado… Veremos en qué queda al final, aunque el hecho de que cinco de los diez consejeros terminen su mandato de seis años en septiembre no afectará, porque deberán seguir hasta que se nombre a los nuevos: entre los salientes, está el presidente del regulador, José María Marín Quemada, que además está al frente de la Sala de Competencia; y la vicepresidenta, María Fernández Pérez, que dirige la Sala de Regulación (de donde viene la propuesta de retribuciones).
El Departamento que dirige Ribera señala que el regulador no tiene en cuenta el plan de transición energética
El Departamento que dirige Ribera ya ha presentado sus alegaciones, donde señala que la CNMC no ha contemplado su plan de transición energética. Es más, considera que no ha tenido en cuenta la orientación de política energética relativa a la introducción de un principio de prudencia financiera para los titulares de los activos de transporte y regasificación. Y todo esto, pese a que en más de una ocasión, el regulador ha mostrado su preocupación por el elevado apalancamiento de las actividades regulados y su recomendación de ponerle límites.
Dado que hay discrepancias e invasión de competencias (al tratar algunos aspectos que sólo puede regular el Gobierno), el Ministerio de Transición Ecológica ha pedido que se convoque la Comisión de Cooperación. Dicha Comisión está prevista en la ley que devolvió a la CNMC las competencias en materia energética y estaría formada por tres miembros del regulador y tres de la Secretaría de Estado de Energía que encabeza José Domínguez Abascal (ahora en funciones).
Y todo esto, con el caos energético de la ministra Ribera encima de la mesa, tras declarar una absurda guerra contra la nuclear, y mientras pone sus ojos en el gas renovable o en la electrólisis, su piedra filosofal. Va a necesitar algo más que magia...