- Tras las desastrosas cifras de E.on, la carbonera presenta un resultado positivo, pero unas cuentas apalancadas.
- Con un Ebitda de 4.403 millones de euros hasta septiembre, mantiene una deuda de 25.833 millones.
- A pesar de las enajenaciones, entre ellas la venta de Dea, sólo logra reducirla un 16,6%.
- Y por supuesto, no hay que olvidar los ingresos: 35.409 millones ( 0,3). Por tanto, siguen estancados.
Este jueves se puede ver otra muestra de que la crisis de las eléctricas alemanas continúa, ya que la
deuda ha devorado el balance de
RWE. Esa es la principal conclusión que uno saca al observar los resultados de los nueve primeros meses.
Todo esto ocurre tan sólo un día después de que
E.on publicara sus desastrosas cifras, debido a que
la política verde de Angela Merkel le ha hecho perder 5.670 millones de euros. Recuerden que la canciller decidió fijar el
apagón nuclear para 2022, tras la catástrofe de la central de Fukushima (Japón), ocurrida el 11 de marzo de 2011. Una decisión que, sin duda, está siendo un gran lastre para las grandes eléctricas alemanas, a pesar de que Merkel intenta compensar los efectos fomentando las energías renovables.
La carbonera que tiene como Ceo a
Peter Terium (
en la imagen) ha presentado un resultado positivo, pero unas cuentas apalancadas. En concreto, el beneficio neto consolidado ha alcanzado en los primeros nueve meses del año los 545 millones, un 28,6% inferior al del mismo periodo de 2014 por el pago de impuestos más altos. Por su parte, el beneficio neto atribuible se ha situado en 1.935 millones ( 94,7%).
RWE ha presentado un resultado de explotación -beneficio operativo- (Ebit) de 2.648 millones entre septiembre y enero, que se ha reducido un 8,9% por la caída de los márgenes en la generación convencional de electricidad, tras el descenso de los precios mayoristas. Mientras, el resultado bruto de explotación (
Ebitda) ha crecido un 6,3%, hasta los 4.403 millones.
Pero, paralelamente, RWE mantiene una deuda neta de 25.833 millones. Una cifra que es algo inferior a la de E.on (28.123 millones), pero que sólo es un 16,6% inferior respecto a la del cierre del último ejercicio. Y todo ello, a pesar de las enajenaciones realizadas, entre ellas, la venta de Dea por 5.300 millones y otras desinversiones por valor de 1.000 millones.
Y por supuesto, al observar los resultados no hay que olvidar los
ingresos: 35.409 millones ( 0,3). Por tanto, siguen estancados, a pesar de la mejora notable presentada en el área de
renovables. En un año, el resultado operativo de
RWE Innogy ha pasado de 251 millones a 280 millones, gracias a la puesta en marcha de los nuevos parques eólicos en el mar Gwynt y Mor, en la costa de Gales y del Mar del Norte. "Lo que hace tres años era una plantita delicada es hoy un modelo de éxito", subrayó Terium.
Sin embargo, a pesar de la buena marcha de su filial verde, en facturación, RWE está bastante lejos de E.on. La compañía que tiene como Ceo a Johannes Teyssen, ingresó 84.301 millones ( 5%) entre enero y septiembre.
La carbonera,
que tiene 117 años de antigüedad y su cuartel general en Essen, también ha reducido sus inversiones, hasta los 1.896 millones (-17%). No choca que el descenso se produzca, sobre todo, en la generación de electricidad convencional, debido a la política verde de
Merkel. Además, hay algo de descenso en renovables, seguramente por la delicada situación de la compañía.
RWE ha confirmado sus pronósticos para este año y prevé un beneficio operativo algo inferior al de 2014, de entre 3.600 y 3.900 millones. Sin embargo, su optimismo podría ser desmesurado, además, las acciones han caído un 53% en lo que va de año y ya están a su menor nivel desde 1992. Otro síntoma de que la cosa no va muy bien y de que Merkel y su política ecologista le ha hecho demasiada pupa.
Cristina Martín
cristina@hispanidad.com