La del viernes 29 marzo será la Junta más difícil a celebrar en Bilbao de Ignacio Galán. Algunos fondos, especialmente los noruegos de Norges Bank (3,057% del capital social) y Blackrock (5,132%) han dado un nuevo aviso: nadie duda de la buena gestión de Galán, pero manda demasiado. Carece de CEO y preside las filiales de Iberdrola en Reino Unido (ScottishPower), EEUU (Avangrid) y Brasil (Neoenergia). Y, además, la eléctrica es una empresa con una capitalización actual de 51.277 millones de euros y una deuda de 34.149 millones -a cierre de 2018- no debe angustiarse por su apalancamiento, pero si debe empezar a reflexionar sobre ello.
Pero los fondos insisten: manda mucho. Preside todas las filiales de importancia y carece de consejero delegado
Lo mismo da. Galán no se va a detener nunca. El estilo es el hombre (ver vídeo). Más que los inversores institucionales, Galán siempre piensa en tener contento a su principal soporte político, el PNV, que considera a Iberdrola como el buque insignia de la industria vasca.
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Otrosí: la deuda deberá reducirse un tanto (34.000 millones frente a una capitalización de 50.000 millones)
En cualquier caso, lo que los inversores institucionales exigen del presidente de Iberdrola es un plan de sucesión. Nadie quiere que se vaya, pero sí saber cuándo y cómo se va a ir. Pero recuerden lo que él ya ha dicho en varias ocasiones: “El próximo presidente de Iberdrola se apellidará Smith”. Con ello alude a que España se le queda pequeña y su intención es fusionarse o absorber a una eléctrica extranjera, preferentemente anglosajona. De hecho, le gustan las empresas norteamericanas, no las europeas, el problema es que las norteamericanas son demasiado grandes. De cualquier forma, ya hay bancos de inversión husmeando el horizonte en nombre de Iberdrola, lo que parece más difícil es que Galán cambie de estilo. Es decir, si se jubila mandando menos de lo que ahora manda. Eso podría provocarle enormes depresiones.