Recién terminado Bilderberg, donde la representante del selecto club de inspiración Nuevo Orden Mundial (NOM) en España, a Ana Botín, invitó a su directivo, Javier Monzón, junto al presidente del Partido Popular, Pablo Casado, y la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas.
Muy oportuno porque, a pesar del ruido que puedan hacer Podemos o el PP y Vox, así como los independentistas, lo cierto es que la ‘sugerencia’ de la masonería internacional, y de su actual formulación, el Nuevo Orden Mundial (NOM), del que Bilderberg no es más que una consecuencia, consiste en un pacto de Gobierno, ya veremos de qué tipo de gobierno, entre el PSOE de Pedro Sánchez y Ciudadanos con Albert Rivera al frente. Algo muy lógico, también porque ambos partidos suman mayoría absoluta (180 diputados) y sus dos líderes comparten idéntica egolatría.
No es necesario un ejecutivo de coalición. Basta con que la alianza sea estable: un progresismo socialista y otro progresismo liberal
En cualquier caso, la fórmula puede variar mientras quede claro el nuevo bipartidismo español. Pedro Sánchez como Cánovas y Albert Rivera como Sagasta (o al revés). Ni tan siquiera es necesario un ejecutivo de coalición. Basta con que la alianza sea estable: un progresismo socialista y otro progresismo liberal.
Y sobre Pablo Casado pesa un ultimátum: o acepta los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM) o estará condenado a la marginalidad
Y ojo, sobre Pablo Casado pesa un ultimátum: o acepta los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM) (ideología de género, eugenesia, aborto, feminismo y homosexualismo) o estará condenado a la marginalidad.
Naturalmente, Podemos y Vox deben ser catalogados como ultras escasamente deseables
Naturalmente -of course- Podemos y Vox deben ser catalogados como ultras escasamente deseables.
Es el mismo esquema previsto para el Parlamento europeo: gobierno de socialistas y liberales, aunque allí es más difícil marginar al PPE
Es el mismo esquema previsto para el Parlamento europeo: gobierno de socialistas y liberales, aunque allí es más difícil marginar al PPE, porque los democristianos (o ex-democristianos) son más fuertes en Europa que el PP en España, al menos tras el 28-A.