El grupo anglo holandés Unilever baja en bolsa más de un 1,5% tras presentar las cifras de ventas hasta septiembre, que caen un 5,3%, paradójicamente, entre otros factores, por la crisis cambiaria y de inflación en Argentina. No hay que olvidar que Unilever se ha regido tradicionalmente por consignas -por ejemplo, en los mensajes publicitarios- de tipo calvinista y pro-anglosajón, o lo que es lo mismo: contra la tradición católica de los países del sur europeo y, por ende, de Hispanoamérica.
Sin embargo, el desprecio general a lo hispano, como sinónimo de pícaro o trilero -así se le envuelve en las leyendas negras inventadas en el norte- no se riñe -el capitalismo es así- con la búsqueda de nuevos mercados, en Argentina, Brasil o Singapur. Curioso en cualquier caso, porque los piratas que poblaron los mares eran básicamente anglosajones y holandeses.
Si la cara amarga destacada es Argentina, la sonriente está en Alemania, Holanda, la Europa Central y Oriental
Unilever, propietario de marcas tan conocidas como la de jabones Dove, la mayonesa Hellmann’s, el desodorante Rexona o la de helados Magnum, compensa no obstante su facturación con el comportamiento en otros países y productos. Significativo, por ejemplo, la demanda de helados por la ola de calor en países como Francia, que ha situado en un 3,8% el aumento de las ventas en el tercer trimestre (12.529 millones).
Si la cara amarga destacada es Argentina, la sonriente está en Alemania, Holanda, la Europa Central y Oriental, y gracias a ello prevé un crecimiento orgánico de entre el 3 y el 5% en las ventas anuales.
No todas sus divisiones van igual. La de belleza y cuidados personales facturó un 1,7% menos (15.230 millones), un comportamiento mejor frente a las de hogar y alimentación, que caen un 6% y un 8,1, respectivamente (7.507 millones y 15.990 millones).
«No me arrepiento de intentar ser holandés», dice su consejero delegado, Paul Polman
Unilever publica sus resultados (en al documento adjunto) unas semanas después de haber dado marcha atrás al traslado de su sede corporativa de Londres a Rotterdam, como había previsto. El temor al Brexit ha quedado por debajo de las presiones de los fondos anglosajones. Cosas del destino compartido, por interés comercial, de holandeses y británico.
“Hemos podido aumentar los precios sin dejar de mantener un buen crecimiento del volumen”, ha dicho el consejero delegado del grupo, Paul Polman (en la imagen), que ha añadido que no se arrepiente de “intentar ser holandés”, después de la rebelión que ha tumbado el traslado a Países Bajos.