Me lo cuentan gente del propio Podemos, el club de fans de Podemos: “hay que tensionar la calle”. Es decir, pasar del grito al golpe, de la algarabía a la violencia. O sea, necesitan a Lavapiés, barrio marginal en pleno centro de Madrid, donde, encima, si se consigue galvanizar a los inmigrantes sin techo, no hace falta ni enfrentarse a la policía: ya se enfrentan ellos.
Y muy importante: controlar barrios urbanos y situarlos al margen de la ley. Como los islámicos en Bélgica
“Que la tierra te sea leve”, exhaló el podemita Ramón Espinar. ¿Es posible una cursilada mayor? Si ya sé que dicha inscripción procede de algunos túmulos paganos, pero la mitología romana ofrece relatos y explicaciones más profunda y menos horteras que la de los chicos de Pablo Iglesias.
Porque el club de Monedero e Iglesias necesita “tensionar la calle”.
Iglesias necesita tensión callejera para no hundirse como partido. Es decir, aprovechar la miseria ajena
O sea, pasar del grito al golpe.
Y muy importante: controlar barrios urbanos y situarlos al margen de la ley.
Como los islámicos en Bélgica. Como Lavapiés, donde la policía tiene que entrar armada hasta los dientes.
Ya lo dijo Aleksandr Solzhenitsyn: el comunismo es una gran mentira
Iglesias necesita tensión callejera para no hundirse como partido. Es decir, aprovechar la miseria ajena en beneficio propio. Utilizar a los que nada tienen que perder.
Ya lo dijo Aleksandr Solzhenitsyn: el comunismo es una gran mentira. Pero una gran mentira interesada. Ahora, los engañados son los senegaleses.