No se lo van a creer pero el empresario no disfruta despidiendo a un trabajador.
Otrosí: hay una nueva generación de españoles que entiende esto y, por ello, entiende también el despido libre, porque el despido libre es lo justo. Los jóvenes quieren ganarse su sueldo y están hartos de un mercado laboral donde la antigüedad y la vagancia acaban obteniendo más beneficios que el mérito y el esfuerzo personal. Están hartos porque la antigüedad y la pereza son las barreras que ellos han encontrado para ganarse la vida, en forma de salarios bajos y de contratos temporales. Y encima, se lo venden como una defensa ante posibles abusos.
Lo que hay que exigir al empresario es un salario justo, el que da para sacar adelante una familia
Los jóvenes miran al mercado laboral anglosajón, con su despido libre, sus salarios dignos y su pleno empleo… y se relamen de gusto.
Y, por cierto, esa nueva generación de trabajadores y de autónomos también sabe que el empleo precario es una cuestión psicológica y que las cuestiones psicológicas son las únicas que puede arreglarse con una norma legal: bastaría con un solo contrato indefinido, con despido libre pero con indemnización pactada de antemano.
La precariedad laboral se cura con un único contrato: el indefinido
Para entendernos, hay una nueva generación que empieza a creer en el despido libre… porque el despido libre es lo justo. Y saben que lo que hay que exigirle al empresario es que pague un salario alto al trabajador, no que pague impuestos altos al Estado.
Ejemplo cercano: que el SMI subiera un 23% es bueno: que las cuotas sociales que paga el empleado por el trabajador del salario mínimo subiera otro 23% es una injusticia y una torpeza.
Y asómbrense: los socialistas lo saben pero no pueden decirlo. Bueno, lo saben todos menos la ministra más desastrosa del Ejecutivo Sánchez –y mira que el concurso es difícil-: la titular de Trabajo, Magdalena Valerio… como tampoco lo sabe el mayor desastre y peor doctrino de todo el Gobierno: su propio presidente, que se guía por los tópicos políticamente correctos.
Asómbrense: los socialistas saben esto pero no pueden decirlo. Tampoco saben cómo arreglar el problema del envejecimiento
Y es que el PSOE tampoco sabe cómo arreglar el problema del envejecimiento de la población y del pago de las jubilaciones, en un sistema de pensiones quebrado. Así que mantienen unos impuestos sobre el trabajo que impiden llegar al pleno empleo. El cinismo socialdemócrata consiste en eso: en que los españoles nos hemos acostumbrado a sufrir una tasa de paro insufrible. Pero a lo mejor la nueva generación se rebela contra ello, al grito de “despido libre y salarios dignos”.
Por cierto, también hemos olvidado que España trata peor a sus jóvenes en forma de salarios que a sus ancianos en forma de pensiones.