- Cifra récord hasta septiembre por las depreciaciones de las centrales energéticas.
- Este es el gran lastre de la energética alemana desde que el Gobierno fijará para 2022 el apagón nuclear total en el país.
- Por eso, E.on separará el negocio de generación convencional en una nueva empresa (Uniper) y el de la energía atómica.
- La facturación asciende a 84.301 millones ( 5%), mientras las inversiones se reducen un 15%, situándose en 2.659 millones.
- Por su parte, la deuda neta también desciende (-16%), hasta los 28.123 millones, y quieren pagar un dividendo de 0,50 euros por acción.
Parece que en la política verde no es oro todo lo que reluce. En concreto, la que lleva a cabo la canciller alemana, Angela Merkel, ha hecho perder a E.on nada más y nada menos que 5.670 millones de euros en los primeros nueve meses del año, por lo que el Ceo, Johannes Teyssen (en la imagen), no estará nada contento. Una cifra de pérdidas récord que se explica por las depreciaciones de las centrales energéticas, sobre todo, las nucleares. Éstas son el gran lastre del primer grupo energético alemán, desde que el Gobierno fijará para 2022 el apagón nuclear del país. Y es que la canciller tomó dicha decisión tras la catástrofe de la central de Fukushima (Japón), ocurrida el 11 de marzo de 2011. Merkel ocupa el puesto de canciller desde hace casi una década, concretamente desde el 22 de noviembre, y está en su tercera legislatura. A lo largo de este tiempo en el poder ha demostrado ser una segunda 'Dama de Hierro', con determinación para materializar sus decisiones caiga quien caiga. Su deriva ecologista afecta, sobre todo, a grandes compañías como E.on y RWE, pero eso no le hará cambiar de idea. Es más, Merkel intenta compensar los efectos, con una política energética centrada en el fomento de las energías renovables. Un giro iniciado en 2011 que supuso un gran cambio dentro de su partido, la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), que anteriormente no se había caracterizado por ser muy verde. Su apuesta por las energías renovables hizo que los molinillos se multiplicaran como churros y Wulf Bernotat -primer ejecutivo de E.on hasta su renuncia el 30 de abril de 2010-, llegó a decir en su cuartel general de Düsseldorf que los molinillos se ponen donde sopla el viento, no donde soplan las subvenciones. También se impulsó la energía fotovoltaica, especialmente a través del autoconsumo, a pesar de que Alemania es un país con muchas menos horas de sol que España. Y como Merkel sigue empeñada en que el apagón nuclear se produzca en 2022, de hecho ya se han cerrado algunas centrales nucleares, E.on se prepara para afrontarlo de la mejor manera. En concreto, va a separar el negocio de generación convencional en una nueva empresa, que se llamará Uniper y empezará a operar en enero de 2016, y el negocio de energía atómica. Éste último continuará dentro de la energética alemana, concretamente en la filial PreussenElektra, que se gestionará de forma independiente. Volviendo a los resultados, conviene subrayar que no es la primera vez que E.on presenta unas pérdidas de elevada cuantía. Cerró el año pasado con unos números rojos de 3.200 millones, que resultó ser hasta esa fecha el peor desde su fundación en 2000 por el giro en el modelo energético de Alemania. Este hecho también ha repercutido en las inversiones, que se han reducido un 15%, situándose en 2.659 millones. Mientras, la facturación ha ascendido a 84.301 millones ( 5%). Una noticia bastante positiva al observar las cuentas es que la deuda neta ha bajado (-16%), hasta los 28.123 millones y además, la compañía que tiene como Ceo a Johannes Teyssen ha confirmado su intención de pagar un dividendo de 0,50 euros por acción este año. A la vista de este escenario, encontramos una E.on bastante distinta de la que en febrero de 2006 lanzó una OPA sobre la española Endesa. De hecho, a principios del pasado septiembre era la segunda compañía más bajista del índice alemán, sólo por detrás de RWE.
Cristina Martín cristina@hispanidad.com