Cierto es que desde el principio de la crisis del coronavirus, en Madrid, el Ayuntamiento junto a la Comunidad de Madrid, junto con un grupo de cocineros voluntarios pertenecientes a la Asociación Española de Antiguos Alumnos de Escuelas de Hostelería y Turismo, han colaborado para facilitar platos preparados a un millar de familias desfavorecidas y especialmente afectadas por el estado de alarma. Para ello, el Gobierno regional abrió las cocinas e instalaciones de Escuela Superior de Hostelería de Madrid, donde se preparan las comidas con materia prima aportada por la propia Escuela, por empresas que donan alimentos y por el propio Ayuntamiento de Madrid, que distribuye los menús entre familias con menos recursos de los distritos de Latina, Moncloa y Usera. Los platos llegarán también a personas asistidas por la Fundación Madrina, que ofrece atención integral a embarazadas.

Y cierto es también que la vicealcaldesa de Madrid destaca la labor de instituciones implicadas en esta labor... pero, sobre las parroquias madrileñas, centros neurálgicos volcados en la tarea de recibir y distribuir comida, ni un comentario. Porque el reparto se realiza, preferentemente, en parroquias... pero Villacís la vicealcaldesa es una chica muy laica.

Y, por cierto, el perfil del demandante de alimentos está variando. Hasta ahora los solicitantes eran en su mayoría inmigrantes, pero a partir de mayo vuelven a integrar este colectivo muchos españoles.