- La lista de fugas es imparable: al Sabadell, o hace días Oryron, siguen Service Point, Dogi, Catalana Occidente, Freixenet, Banco Mediolanum, Gas Natural o Caixabank.
- Y es que nada hace peligrar tanto las inversiones como la inseguridad jurídica o las tensiones sociales.
- Claro que la desbandada afecta también a la industria (es cuestión de tiempo), no sólo a los bancos por el paraguas del BCE.
- La prensa germana sigue con especial atención el procés por lo mucho que se juegan sus empresas.
- Por eso salen a relucir los nombres: Seat, Evonik, Bayer, Basf, Siemens o Lidl.
No sólo son bancos (
Sabadell,
Caixabank) o empresas (
Service Point,
Eurona,
Proclinic Expert,
Catalana Occidente,
Oryzon,
Dogi,
Freixenet,
Gas Natural) radicadas en Cataluña la que se están fugando de la autonomía ante la deriva secesionista, sino también de otros países y especialmente de
Alemania, un país con fuerte presencia en esa región, también muy pendiente de lo que está ocurriendo -la prensa germana sigue el
procés con atención- y añade nuevas empresas a esas fugas.
Algunas de ellas son muy emblemáticas, como
Seat, filial de
Volkswagen, otras menos conocidas como la química
Evonik, y otras multinacionales con actividad en varios países como
Bayer,
Basf,
Siemens o la cadena de supermercados
Lidl. De todas ellas se ocupa la prensa germana, desde
Der Spiegel al
Frankfurter Allegemeine Zeitung,
Die Walt o
Handelblatt. Algo normal, por otra parte, cuando escuchan decir al comisario europeo de Economía,
Pierre Moscovici, que la nueva república "estaría fuera de la Unión Europea".
La razón, en todos los casos, es la misma: garantizar su
seguridad jurídica en el caso menos deseado, la declaración de
independencia, lo que implica, indefectiblemente, que cunda el nerviosismo entre los
inversores -la bolsa es un buen termómetro-, los
clientes o
usuarios.
Claro, una cosa es el cambio de sede social, como hacen las
entidades bancarias, para no salir del perímetro del
BCE ni abandonar el euro. A esa misma razón se ha acogido también
Banco Mediolanum, que mueve su sede de Barcelona a Valencia, adelantándose a Caixabank, en dirección a Valencia. Y otra cosa, bastante distinta, es plantearse la deslocalización, algo que afectaría directamente al
sector industrial (
en la imagen el puerto de Barcelona), algo a lo que se le ha quitado hierro desde las patronales.
El movimiento empezó a finales de 2015, con
Suez Environnement, cuando decidió cambiar su sede en España de Barcelona a Madrid. La razón , entonces, fue la misma: los franceses tampoco quieren líos políticos en nuestro país. Otras empresas, como
Naturhouse, dieron ese paso más tarde. Y otras, catalanas, como
Grifols, optaron por otra vía por razones fiscales, a pesar del
credo independentista de su ex presidente,
Víctor Grifols, que dejó el mando a su hijo y hermano.
Paradójicamente,
la reacción en bolsa de las salidas de Cataluña se premia con fuertes rebotes (sucede ya con las que que han
escapado), al margen de una inevitable corrección pasados unos días, más acusada según los casos, como
Oryzon, que ha perdido ya mucho del terreno ganado, o
Eurona Telecom, que este viernes se desploma lo que subió ayer, cuando anunció su traslado.
Una cosa está clara: las inversiones buscan seguridad, lo contrario al escenario de
confrontación y fractura social que dibuja Cataluña. En ese sentido, desde Alemania se destaca que el 50% de las empresas de origen germano que están en España están establecidas en Cataluña.
Pero no, en realidad, una sorpresa y los políticos catalanes lo conocen sobradamente desde hace años,
aunque en sus declaraciones digan todo lo contrario. Han sido numerosas las advertencias de desbandad de empresas lanzadas, por ejemplo, desde el
Círculo de Empresarios. Su presidente,
Javier Vega de Seoane, que ahora pide que se aplique el
artículo 155 de la Constitución, decía hace dos años que lo que busca el empresario es estabilidad y eso es difícil de encontrar "en un territorio donde no se cumple la ley".
Es ese motivo el que lleva a
Volker Treier, responsable de economía en el exterior de la
Asociación de Cámaras de Comercio e Industria alemanas (DIHK), a decir que "la incertidumbre política en Cataluña (su pertenencia a España, y por lo tanto a la UE) perturba
a las empresas alemanas". La consecuencia de la escisión sería la huida por el riesgo elevado de
inseguridad jurídica.
Es la misma idea que apuntan
Eckart Woertz, coordinador de investigación del
thinktank Barcelona, o
Albrecht Peters: inseguridad jurídica en terreno desconocido, con nuevos costes, además de obstáculos burocráticos.
Y a partir de ahí
se suceden también las reacciones de empresas concretas instaladas en Cataluña, que comparan la situación con lo que ocurrió en Gran Bretaña tras el
Brexit y, por tanto, al margen de lo que ocurra, "molestará a uno u otro lado", como ha señalado un portavoz de Siemens.
Y a eso se une el propio flujo comercial, si tenemos en cuentas que hace dos años (últimos tatos disponibles),
la exportación de mercancías con dirección a Cataluña desde Alemania ascendía a 14.000 millones de euros, un 40% de las exportaciones a España. Desde el otro lado, las importaciones,
la cifra ronda los 7.500 millones, especialmente en el sector del automóvil. No olviden que Seat es una marca muy popular en Alemania.
Rafael Esparza