- Goldman Sachs ayudó a Grecia durante años a esconder sus déficits fiscales.
- Apple es sinónimo de multinacional carroñera para eludir impuestos.
- Nike vive todavía bajo el estigma del primer escándalo por explotación infantil.
- Las tecnológicas (Facebook, Google o Amazon) soñaban con la victoria de Clinton.
- Demasiada hipocresía cuando se apela a la ética y lo que se defiende es el interés corporativo.
Sorprende la avalancha de
multinacionales, sobre todo
tecnológicas, que se han lanzado sobre la yugular de
Trump, a raíz de sus polémicos
decretos migratorios que impiden la entrada de
musulmanes. Es paradójico, cuando menos, porque muchas de empresas estaban cuestionadas hasta hace un cuarto de hora, como quien dice, por sus
prácticas poco saludables desde el punto de vista ético, el mismo que ahora esgrimen en contra el presidente americano.
Que ha ganado las elecciones no hay duda, como también se acumulan las certezas de las ampollas que está levantando. Nada parece ocioso respecto a Trump, sus
tuits y sus medidas en todos los frentes: el muro con
México, la
repatriación de empresas,
libre comercio…
Y ahora, los decretos migratorios, que han puesto a la cabeza de la manifestación a esas mismas multinacionales, consideradas buques insignias, se dice, de la economía norteamericana. Ahí están el banco
Goldman Sachs, el gigante del automóvil
Ford, la
manzana global
Apple, la marca de calzado
Nike y otras tantas. Y la lista se hace casi interminable si se amplía a más, desde otros grandes de
Sillicon Valley, como
Microsoft,
Facebook o
Amazon, a otras como
Boeing,
Netflix,
Starbucks,
Airbnb…
Sin embargo, muchas de esas corporaciones están en tela de juicio por las mismas razones que ahora alegan: éticas. En suma, mucha hipocresía, tanta como oportunismo del momento.
Bate un recorrido, necesariamente somero, para ponerlo a contraluz, un ejercicio siempre inquietante.
Otra cosa es el debate, de naturaleza política, sobre
las medidas de Trump. Están ya en los tribunales, por cierto (el fiscal general de Washington, por ejemplo, ha emprendido acciones legales por considerarlo anticonstitucional).
Apple, por ejemplo, es sinónimo en Europa de
multinacional carroñera, sobre todo después de la multa impuesta en la UE por las ventajas fiscales que implicó tener su sede en Irlanda. En la picota quedaron las ayudas públicas y también una amenaza con abandonar la isla.
Y además, fue una de las empresas valedoras en fondos de la campaña de
Hillary Clinton., como otras tecnológicas. A todas ellas sentó tan mal la derrota de la demócrata, por tanto, como la victoria del republicano.
Ya se lo explicamos al informar de cómo Silicon Valley baja los humos o del reciente gesto de Apple, que también cede ante Trump, que es lo que late detrás de las inversión de 7.000 millones en una planta de EEUU.
En otras palabras, la campaña no va tanto por la defensa de los emigrantes -algo loable- como de defender sus intereses políticos y, no lo olviden, sobre todo empresariales.
Sale a escena también
Goldman Sachs, que ha dicho temer por sus empleados en el mundo por las medidas del
pérfido Trump. ¿No hizo lo mismo por su
peculiar contaminación en
Grecia? Sí, fue así: el flamante
banco de negocios ayudó durante años y de forma fraudulenta a engañar sobre sus
déficits fiscales. Paradójicamente, uno de los hombres de Goldman,
Steven Mnuchin, ha sido el elegido por Trump para dirigir el
Tesoro de EEUU.
Nike es otra de las empresas que se ha lanzado en contra de Trump. Recuerden que es la misma multinacional que vive contra opinión pública de su propio país tras protagonizar el primer escándalo por
explotación infantil.
Si se amplía el foco a la
explotación laboral entonces el número de implicados crece alarmante. Muchas de las multinacionales americanas que ahora protestas son las mismas que se aprovechan, a lo largo y ancho de este mundo, para fabricar lo que venden con
sueldos de miseria.
Pero hay más puntos negros: argucias fiscales, evasión a paraísos fiscales -como ha insistido reiteradamente la
OCDE-, prácticas monopolísticas y un largo etc.
De todo hay, por tanto, en el granito de arena que aportar al debate en la opinión pública. Y también anécdotas.
Lyft, por ejemplo, también se ha puesto a la cabeza de la manifestación. Claro que Lyft es la competencia de
Uber y el consejero delegado de esta,
Travis Kalanick, uno de los asesores de Trump.
Rafael Esparza