Lo decía una mujer inteligente en las redes sociales: “Caramba, siempre he tenido relaciones nunca he dicho ‘sí’: a ver si es que me han estado violando toda la vida”.
Su ironía viene al pelo y resume mejor que ninguna otra manifestación lo que ha ocurrido durante el miércoles 19 y jueves 20. Algunos medios han interpretado que el PSOE y Podemos discrepaban sobre las dos barbaridades, perdón, propuestas, de la ministra de Igualdad Irene Montero, para una Ley de Libertad Sexual.
Violaciones dentro de la pareja: ¿Y el débito conyugal?
No era eso, lo que ocurre es que el socialista Juan Carlos Campo no quiere que su compañera de mesa de ministros Irene Montero se introduzca en su terreno porque modificar el código penal no es cosa del Ministerio de Igualdad sino del Ministerio de Justicia.
Las cuestión clave es de la intelectual Irene Montero: Sólo el sí es sí. Es decir, que cualquier relación sexual puede acabar en que la parte femenina del acto asegure que, como ella no dio el sí, ha sido víctima de una agresión sexual. Y eso significa la interposición de una denuncia por violación, que puede ser castigada con penas de años de cárcel sobre el tejado.
La Ley de Igualdad sexual promete generar tantas injusticias como la ley contra la Violencia de Género. Viene de suyo
Luego está lo de la violación dentro del matrimonio. Las consecuencias de esta vía tan feminista son, asimismo, temibles, especialmente cuando la pareja se rompa y entre en proceso de separación. Algo parecido a lo que ocurre con la Ley contra la Violencia de Género. Siempre que una pareja se rompe la mujer, en su demanda de divorcio, siempre alega haber surgido mucha violencia psicológica.
El problema de Podemos no es que diga, haga y probablemente piense tonterías, sino que se empeña en ejecutarlas con peligrosa perseverancia, especialmente cuando la idea merodea alrededor de la concepto de igualdad. ¿Iguales a qué?