No se pierdan estos vídeos del actor Morgan Freeman, rompiendo tópicos.
El actor de raza negra -habla de negros y de blancos, no de afroamericanos- anima a cualquier persona a dejar de lamentarse y empezar a esforzarse, lo cual ya de por sí resulta una formidable novedad.
En lugar de contarnos lo mucho que sufrió en su infancia ante el racismo lacerante de Estados Unidos (cosa muy cierta, por otra parte) anima a esforzarse para conseguir dedicarte en la vida a aquello que deseas: menos protestar y más trabajar. Porque la culpa de tus fracasos suele ser tuya: no del vecino, ni del sistema que nos oprime.
La cultura de la queja constituye la nota distintiva en la que afloran nuestros ‘valores’ actuales
Un Occidente macilento como el que tenemos hoy sólo necesita una virtud para despertar de su viscoso letargo: la fortaleza. Y la fortaleza no consiste en exhibiciones de fuerza bruta: consiste, mayormente, en no quejarse.
Si se fijan, la cultura de la queja constituye la nota distintiva en la que afloran nuestros ‘valores’ actuales; la ideología de género, así como nuestra ‘cuestión social’, que se basada en la exigencia continua y perpetua de derechos, jamás de deberes.
Sigamos a Morgan Freeman, hombre libre.