• El mero rumor, luego negado, de que el BCE podría aminorar su compra de deuda, destroza a las bolsas.
  • Lo mismo con el rumor de que la Reserva Federal iba a subir tipos (por enésima vez).
  • Es decir, lo extraordinario se ha convertido en ordinario.
  • Bancos, aún más que fondos, bailan al ritmo -pésimo ritmo- que marcan Janet Yellen y Mario Draghi.
  • Y recuerden: los bancos centrales son independientes, sí, pero con nominación política.
80.000 millones de euros al mes en deuda pública y privada compra el Banco Central Europeo. Es decir, cada mes engulle el 8% de todo el PIB español. Una situación  absolutamente excepcional, como ocurre con los tipos cero o incluso negativos, tanto de la Reserva Federal norteamericana como del banco central de Fráncfort. Es decir, dos medidas en verdad excepcionales, incluso excéntricas, pero que se mantienen demasiado tiempo en vigor y que ya empiezan a parecer habituales, y, lo que es peor, normales. Por eso, cuando Yellen o Draghi (en la imagen) hacen amago, y lo hacen cada semana, de la excepcionalidad a su fin, todo el mundo se enerva. Las bolsas caen para no levantarse y los bancos comprueban que ya no son nadie, incluso menos que los fondos, que no hay demanda de crédito porque todo el crédito lo ofrecen los bancos centrales, y con tipos a cero no hay margen ni hay negocio. Y así se han convertido en meras marionetas de los bancos centrales. Quienes, por cierto, son elegidos a dedo por la clase política independientes, sí, pero con nominación política. Eulogio López eulogio@hispanidad.com