Felipe González es muy mayor y con la edad se pierden los filtros. No los filtros de las ideas ni de las virtudes, (en materia de virtud, la experiencia es la madre de la ilusión, pero sí en los sentimientos. Y así, tras incinerar a Rubalcaba, cuyo sepelio y figura fueron convertidos por Sánchez en su propio trampolín electoral, González habló de la tristeza de Rubalcaba cuando Sánchez orilló a sus colaboradores. Por ejemplo, a Elena Valenciano (por razones obvias, no citó a la otra gran colaboradora, la ‘traidora’ Soraya Rodríguez).
El presidente del Gobierno asegura, en Zaragoza, que el cargo le “importa un bledo”
De inmediato, el guardaespaldas de Sánchez, José Luis Ábalos, le respondió a la otra bestia sagrada del PSOE, don Felipe. Sólo que le traicionó el subconsciente: habló de un PSOE “unificado”, que no “unido”. Para que quede claro, Sánchez no tolera la disidencia. El es muy demócrata, y muy sensato, y muy moderado… pero aquí se hace lo que él dice y como él lo dice. Para Sánchez, González, Guerra, Rubalcaba y Zapatero (sí también ZP, de quien es discípulo ideológico) son aquellos que se mofaron de él y que le arrebataron la Secretaría General del PSOE.
No nos engañemos. Con el Sanchismo, España se prepara para cuatro años de extrema izquierda y guerracivilismo. La táctica de Iván Redondo, el asesor presidencial, sigue obteniendo éxito: Ahora resulta, que el frente-populista Sánchez, llegado al poder gracias a comunista, antisistema, separatistas y hasta proetarras, es el hombre moderado, centrista, el que ofrece estabilidad al país.
Tras la incineración de Rubalcaba, Sánchez se revuelve contra Felipe González
Lo cierto es que los dos objetivos de Pedro Sánchez son imponer la eugenesia y la ideología de género. La debilidad, la inocencia, no gustan al Sanchismo ni al principio ni al final de la vida: aborto y eutanasia. Y el que se oponga, es un ultra.
E imponer la ideología de género, que a día de hoy, significa pervertir a la infancia desde los cuatro años. Ya saben: “Mamá, ¿soy un niño o una niña?”.
Finalmente, eliminar a la Iglesia. Por de pronto, con su asfixia económica (IBI e inmatriculaciones) y segundo, y la más importante, con una campaña de difamaciones y calumnias que acabe con su prestigio, ya bastante tocado pro la deslealtades internas.
A José Luis Ábalos le traiciona el subconsciente: habla de un PSOE unificado, que no unido
Y todo esto forjará, durante los próximos cuatro años, el guerracivilismo cristófobo más venenoso que se haya conocido desde muerte de Franco. No es exagerado decir que España se puede convertir en tierra de martirio, a manos del moderado Sánchez.
En definitiva, un cuatrienio con dos objetivos para don Pedro: pervertir a la infancia (ideología de género en las escuelas) y aniquilar a la Iglesia. Para esto último se trata de convertir al católico en un paria marginado y, como el mismo Sánchez dijo: recluir las creencias en la conciencia privada. Para el cristiano, la libertad de expresión no pude existir.
Pero no lo olviden, el presidente del Gobierno aseguró, en Zaragoza, que a él –y al conjunto del PSOE- el cargo le “importa un bledo”. Estamos convencidos de ello.
¡Que Dios nos pille confesados!