- En Argentina, la pesadilla fue la expropiación de YPF, que contó con los enjuagues de un ministro kirchnerista, Julio de Vido.
- Está ya detenido, como su mano derecha, Roberto Baratta, y el asesor en la operación, Roberto Dromi, otro ex ministro (de Menem).
- En México, los dos cabecillas del asalto a Repsol en 2014, son investigados en diversos casos de corrupción.
- Son Emilio Lozoya, ex director general de Pemex, y el entonces consejero de Repsol, Arturo Henríquez Autrey, amigo de Borja Prado.
Larga fue la pesadilla vivida por
Repsol en
Argentina -por la expropiación de
YPF-, o el mal sueño sufrido por culpa de México -por el intento de asalto a la petrolera desde
Pemex-, pero, curiosamente, todos los implicados de aquellas
fechorías están ya en prisión, se les espera, o encausados en tramas de corrupción. Va a ser verdad que el tiempo lo cura todo -salvo lo incurable-, o que las cosas no llegan por azar, sino por el infranqueable
principio de causalidad, a pesar de que ocurrieron en los mismos años (entre 2012 y 2015).
Veamos Argentina, en primer término, a la que Repsol no volverá salvo que entre en delirio. El
Buenos Aires querido provocó uno de los episodios más insólitos en la historia de la petrolera, tras la compra primero y la expropiación después de YPF, filial que unió, incluso, a su nombre, entonces
Repsol-YPF.
La
caprichosa nacionalización -por aquello de la
inseguridad jurídica- estalló en abril de 2012, en pleno
kirchnerismo (léase, la larga etapa entre 2003 y 2015 de
Nestor Kirchner o su esposa,
Cristina Fernández), con el mismo ministro de Planificación,
Julio de Vido (
en la imagen, arriba a la izquierda), y no se arregló, con una indemnización, hasta dos años más tarde.
Pues bien,
De Vido, como ya informamos -uno de los hombres fuertes kirchnerismo- fue
detenido por corrupción, el pasado jueves, tras ser desaforado por el
Parlamento. Y el hombre, responsables de obras públicas millonarias durante años, no afronta pocas causas, precisamente.
En su acoso a Repsol, la
mano derecha de Julio de Vido en el Ministerio de Planificación fue
Roberto Baratta (
en el centro de la imagen, arriba), detenido unos días antes, el 17 de octubre, por otra causa judicial (
sobreprecios en compra de gas licuado).
Baratta, como informó en un estupendo perfil el diario
La Nación, vivió un ascenso tan rápido como sorprendente al pasar en 15 años
de taxista a millonario, pero también fue uno de los que más temprano llegó a YPF cuando se expropió y sus ejecutivos se retiraban de las cocheras.
En esa operación, el asesor y comisionista fue
Roberto Dromi, ex ministro en la etapa del presidente
Carlos Menem, también detenido y uno de los 23 procesados por el presunto fraude en la importación de gas natural licuado entre 2008 y 2015.
De Argentina a México
De Argentina pasamos a México, otro de los países que han sido un
dolor de muelas para Repsol, sobre todo desde el intento de asalto a la petrolera española en 2014, después de tres décadas de colaboración.
Pues bien, los
cabecillas de aquella intentona, que terminó con la salida de la estatal mexicana Pemex del accionariado (7,68%) -con ella, el términos de años de colaboración- fueron dos: el entonces director general,
Emilio Lozoya (
en la imagen, abajo a la izquierda) y el entonces consejero de Repsol,
Arturo Henríquez Autrey (
en el centro de la imagen, abajo).
Los dos han corrido la misma suerte que sus
colegas argentinos. Han caído ya en desgracia, dentro de Pemex, pero no están exentos de escándalos. Mendoza, también cargo de confianza del presidente
Peña Nieto, fue acusado en agosto por tres exdirectivos de la constructora brasileña
Odebrecht de recibir 10 millones de dólares en sobornos, y hace unos días, el 23 de octubre, se supo que una de las filiales de Odebrecht,
Braskem, depositó 1,5 millones de dólares a una empresa ligada a Lozoya en 2012.
El nombre de Arturo Henríquez, que formó parte del equipo de confianza de Emilio Mendoza -consejeros ambos, en tiempos, de
OHL-, también aparece en el quebranto a
Pemex por 5.000 millones de dólares. Por ese motivo, el propio Mendoza le retiró de la dirección de
Procura y Abastecimiento en la petrolera estatal, en septiembre de 2015.
La versión que dio Pemex entonces es que el cese había sido a petición de Henríquez, pero ya arrastraba unas cuantas, aparte de la más gorda, como no acudir a un Consejo de Repsol en su etapa de consejero por un viaje a Múnich para ver un partido de la Liga de Campeones con el presidente de Endesa,
Borja Prado.
Rafael Esparza