• Sin Podemos. Primer problema: sin los comunistas de Pablo Iglesias no salen las cuentas.
  • En cualquier caso, en el CEC insisten: programa social del PSOE y programa económico de Ciudadanos.
  • Otro problema. En Ciudadanos piensan que Rivera se está suicidando.
  • En algo coinciden Sánchez y Rajoy: no les gusta el CEC.
  • Rajoy, mientras tanto, continúa pensando en nuevas elecciones para el 19 o 26 de junio… como adelantara Hispanidad.
  • Y sólo aceptaría no ser candidato si es él quien nombra a su sucesor.
  • Para que le cubra las espaldas, claro está. Por ejemplo, Soraya.
  • En cualquier caso, ahora sí: el cristianismo ha muerto para la política española.
El Consejo Empresarial para la Competitividad (CEC) se ha cansado de Mariano Rajoy y apuesta ya con decisión por un gobierno de coalición entre PSOE y Ciudadanos, entre Pedro Sánchez y Albert Rivera. Un gobierno donde se aplique el programa económico de Rivera (contrato único, contención de impuestos, etc.) y el programa social (que no nos pase nada) del progre Sánchez. A fin de cuentas, lo del derecho a la vida, la libertad de enseñanza, la protección de la familia y la promoción de la maternidad, no constituyen elementos que preocupen en exceso a la clase empresarial. Aportan poco valor para el accionista. Ahora bien, las cuentas no salen. Los empresarios no quieren a Podemos ni de lejos, y resulta que con Ciudadanos sólo no le basta a Pedro Sánchez Maravillas. Necesita romper Podemos, necesita a Compromís y probablemente a algún nacionalista despistado. Desde luego, la abstención del PP no es posible por eso Sánchez no ha desechado el Frente Popular de ultraizquierda. Ojo, a Pedro Sánchez no le gusta el CEC. Sus coqueteos con los radicales de Podemos, y antes con los independentistas, hizo que el organismo liderado por César Alierta, Ana Botín e Isidro Fainé, con FG, Galán y Roig en un segundo plano Sánchez no quiere al CEC porque el CEC no le quiere a él. Es más, los grandes empresarios apoyaron a Susana Díaz como alternativa a un personaje en cuyo coeficiente intelectual nunca han confiado demasiado. En cualquier caso, ahora podría venirle bien. Y mientras ¿qué hace la otra parte contratante, el señor Rajoy? Pues está en el búnker. Rajoy está pensando en que Sánchez no logrará formar Gobierno. Ha acallado toda contestación interna con amenazas y está dispuesto a, como adelantara Hispanidad, convocar elecciones para el 19 o el 26 de junio. Ojo,  pretende presentarse él. Aunque es posible que entonces se levanten en armas los cobardones rebeldes de Génova y del Gobierno. La segunda alternativa de Rajoy -siempre que Sánchez fracase en su formación de Gobierno y el abajofirmante no tiene claro que así suceda- es retirarse, quedarse en el partido pero siempre que sea él quien nombre sucesor y candidato. Es decir, un candidato que le cubra las espaldas ante los casos de presunta corrupción. Para él, la más leal en ese tipo de menesteres es Soraya Sáenz de Santamaría, a pesar de las veces que le ha traicionado durante la legislatura, al grito de 'quiero ser califa en lugar del califa'. Se equivoca, porque la trama Bárcenas también apunta a Soraya. Pero Rajoy está muy acostumbrado a equivocarse. También se fía de Ana Pastor, pero no la ve preparada. En cualquier caso, podrían no dejarle. Este es el panorama, el último escenario de la política española. Y gane quien gane lo que está claro es que la nota dominante es que cualquier asomo de humanismo cristiano -ya no digo de cristianismo- ha desaparecido de escena. Gane quien gane se volverá a dar la esquizofrenia de un país donde más del 70% se confiesan cristianos pero el cristianismo brilla por su ausencia en el Congreso, tempo de la democracia y en la clase política española, toda entera. Pero esa es otra historia. Quizás la única historia relevante. Eulogio López eulogio@hispanidad.com