El sacerdote Rubén Pérez Ayala ha sido uno de los fallecidos de la explosión de gas que en la tarde del miércoles 19 destrozó el edificio parroquial de la histórica iglesia de La Paloma, en Madrid. El joven de 35 años y ordenado el pasado mes de junio en Madrid era feligrés de La Paloma desde su nacimiento, y vicario parroquial. La explosión le provocó grandes heridas, y aunque fue trasladado al hospital de La Paz y operado, finalmente falleció esta madrugada. Su familia pudo despedirse de él y su hermano Pablo, también sacerdote, impartirle la extremaunción.

En su primera homilía, tras su ordenación, transmitía a sus feligreses hasta dónde llegaba su fe en Dios, especialmente en los momentos más duros (escuchen su homilía a partir del minuto 25). Pérez Ayala compartía en su primera misa cómo "el Señor ha estado tantas veces, cuando yo no podía más, lleno de angustia. El Señor se ha manifestado -es mi héroe valeroso- y me ha dado la tranquilidad y la paz".

Otro de los fallecidos, David Santos Muñoz, un joven también de 35 años y feligrés de la parroquia. Era padre de cuatro hijos pequeños y había acudido a ayudar a los sacerdotes. 

Las otras víctimas mortales de 85 y 53 años pasaban por la calle en ese momento y fueron golpeados por los escombros. El hombre de 53 años estaba realizando una reparación en uno de los edificios de vecinos de la zona.