En el Consejo de Ministros, la luz ha sido una de las grandes protagonistas por tres motivos: el proyecto de ley que crea el Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE), un anteproyecto de ley que acaba con la sobrerretribución de hidráulicas y nucleares, y la nueva factura que ha entrado en vigor. Eso sí, todos estos temas han vuelto a demostrar que la demagogia y las mentiras de Teresa Ribera no tienen límites… y es que sólo quiere renovables y electrificación sí o sí.
La vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico debería tener en cuenta la lección climática que le dio Antonio Brufau, presidente de Repsol, hace unos meses: confundir descarbonización con electrificación es un error. Pero Ribera, erre que erre, hace oídos sordos, sólo le importa tener más molinillos de viento y más placas solares, menos emisiones de CO2, cerrar las nucleares (pese a que producen electricidad libre de CO2) y que haya muchos coches eléctricos.
Y encima Ribera tira de chulería: “Leo cosas y veo memes en las redes sociales que no son ciertas”, subrayando que “hay toda una variedad de horarios con tarifas muy rentables”. ¿En serio? La más barata es de 0 a 8 horas, fines de semana y festivos
Empecemos por la nueva factura de la luz. Decíamos que el Gobierno afirma que ahorrar será más fácil, pero la OCU denuncia que habrá subidas de hasta el 27%. Ribera la ha defendido, porque cree que será más barata, aunque “no recomendaría a mi madre que se levantara a las dos de la mañana para planchar”. ¿Entonces? Recuerden que esa hora está dentro de la franja más barata. Y encima lo hace con chulería: “Leo cosas y veo memes en las redes sociales que no son ciertas”, subrayando que “hay toda una variedad de horarios con tarifas muy rentables”. ¿En serio? Hay tres tipos de hora: punta (de 10 a 14 horas, de 18 a 22 horas), valle (de 0 a 8 horas, fines de semana y festivos) y llana para el resto.
Y por si lo anterior no bastara, Ribera recuerda que el cambio sólo afecta a cerca del 35% de la factura final, pues el resto del recibo depende del mercado eléctrico. En concreto, alrededor del 40% corresponde a los peajes y un 25% al IVA y al Impuesto de Electricidad. Por ello, PP, Vox y Cs han pedido al Gobierno que baje los impuestos para abaratar la luz. La portavoz popular en el Congreso, Cuca Gamarra, ha criticado que “la única propuesta de Sánchez es que no conciliemos el sueño y dediquemos la noche a las tareas domésticas”; al portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, le parece “una auténtica burla a los españoles decirles que pongan la lavadora en plena madrugada” y con sarcasmo se ha preguntado si forma parte del “escudo social”; y el portavoz naranja, Edmundo Bal, ha pedido que baje el IVA de la luz al 10% hasta que se recuperen los niveles de actividad y empleo previos a la pandemia porque “somos de los pocos países en Europa donde el IVA llega al 21%”.
Bal (Cs) pide al Gobierno que baje el IVA de la luz al 10% hasta que se recuperen los niveles de actividad y empleo previos a la pandemia porque “somos de los pocos países en Europa donde el IVA llega al 21%”
Pasemos al fin de la sobrerretribución de hidráulicas y nucleares, que supondrá un recorte de 1.000 millones de euros en las eléctricas, para abaratar entre un 4% y un 5% la factura de los consumidores. Ribera ha presumido de que así se consigue un “precio razonable y atractivo para inversores”, con la modernización del sistema eléctrico hacia uno “bien remunerado, sostenible, rentable y que repercuta en beneficios de todos los consumidores domésticos e industriales”. Afirmaciones que no son ciertas, porque el mercado (o sea, los inversores) no acogió bien la medida: el pasado lunes, Endesa cayó un 5,7%; Iberdrola y Acciona, un 2,7%; EDP, un 1,5% y Naturgy, un 0,19%.
La vicepresidenta cuarta quiere mitigar parte del dividendo de carbono que reciben tecnologías no emisoras anteriores a 2005, por el alza de los precios del CO2, y que se beneficien los consumidores y no sólo “las cuentas de resultados de las empresas”. Asimismo, alude a que las centrales nucleares e hidraúlicas ya están amortizadas, con una rentabilidad altísima, y a que no se debería alterar el cierre acordado de los reactores: se pactó cuando la tonelada de CO2 estaba en unos 20 euros y el precio de la luz era de unos 50 euros(megavatio-hora, MWh), y ahora están en unos 50 euros y 80 euros/MWh, respectivamente. “Imagino que nada ha cambiado”, ha afirmado, añadiendo que el incremento de precios refleja que “las cosas van a ir más deprisa” en la transición ecológica.
Y por último, está el FNSSE. Para Ribera con esta medida y la anterior, la factura podría bajar un 15% en los próximos cinco años. Un fondo con el que pretende que “todos los vectores energéticos contribuyan al despegue histórico de las renovables y la cogeneración”, sobre todo, las petroleras, aunque recogerá exenciones y bonificaciones (por ejemplo, para el gasóleo agrícola o el gas en el sector industrial). Conviene recordar que recientemente la industria ha cargado contra este ‘fondo verde’ porque podría lastrar la competitividad: los costes subirán 2.650 millones y podrían afectar a 2,9 millones de empleos.