Este domingo, 1 de diciembre, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cumplió su primer año como jefe de Estado de la nación.
Tras 365 días al frente del país, sus índices de aprobación permanecen altos, entre el 59 y el 72 por ciento según varias encuestas, recoge La Razón.
Sin embargo, fuerzas opositoras lograron reunir contingentes, algunos más abundantes que otros, en 18 estados de la República Mexicana. Los reclamos de estas movilizaciones son casi los mismos: mejorar la economía, que este año apenas creció, y abatir la violencia y la inseguridad, explica MSN.
Y es que este domingo mismo, varios enfrentamientos entre policías y presuntos delincuentes en Coahuila, en el norte del país, dejaron 21 muertos, cuatro de ellos agentes estatales. Es solo el último episodio de este bimestre negro, que cuenta sus semanas por matanzas, emboscadas y asesinatos múltiples, recuerda El País.
El propio López Obrador admitió esta semana que la violencia es su gran asignatura pendiente
Ahora bien: el propio López Obrador admitió esta semana que la violencia es su gran asignatura pendiente. Los datos son alarmantes y todo indica que este año se van a superar los 35.964 homicidios registrados en 2018 según fuentes oficiales, la cifra de muertos más elevada desde que hay registros. Las medidas de AMLO, como se le conoce popularmente en México, han sido insuficientes para revertir una tendencia violenta heredada de sexenios anteriores, añade La Razón.
A falta de una mejora en la inseguridad, el gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación tampoco puede agarrarse al despegue de la economía, que cerrará 2019 con crecimiento nulo mientras las tertulias debaten si el país ha entrado ya en recesión técnica. Los únicos valores macroeconómicos que juegan a favor de López Obrador son la inflación, controlada en torno al 3%, el ligero descenso de la tasa de interés y un tipo de cambio estable del peso frente al dólar, concluye este mismo medio.