El arzobispo maronita de Damasco, Mons. Samir Nassar, asegura en una carta a la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada que la crisis económica en Siria, sostenida en gran manera por las sanciones internacionales, ha conducido al caos total.
Dichas sanciones al régimen sirio que dirige Bashar al Assad (recién elegido de nuevo presidente del país) fueron impuestas -y prorrogadas recientemente- por la Unión Europea y por EEUU, y apoyadas por Israel.
El arzobispo sirio ha arremetido contra las sanciones internacionales impuestas a Siria, las cuales están paralizando el país y sumiendo en la pobreza a los supervivientes de la guerra civil. «Día y noche, las familias tienen que hacer colas interminables [para conseguir alimentos]. Estas escenas caóticas se han convertido en la norma. Las colas son el lugar donde aprenden a tener paciencia, donde conocen a sus nuevos vecinos, donde controlan su ira y rezan el Rosario en silencio. Pero, sobre todo, es donde la gente vive un calvario sin quejarse demasiado».
Según el arzobispo Nassar, las sanciones internacionales son uno de los principales factores que han conducido a la situación actual en Siria: «Las leyes extranjeras que penalizan a Estados y a personas que se atreven a enviar ayuda a Siria se suman a las injustas sanciones y multiplican las carencias».
Las leyes extranjeras que penalizan a Estados y a personas que se atreven a enviar ayuda a Siria se suman a las injustas sanciones y multiplican las carencias
Una combinación de factores, entre ellos las sanciones internacionales y el colapso financiero de su principal socio comercial -el Líbano-, han hecho que los precios de los alimentos se disparen en Siria. Antes de que estallaran los combates en 2011, una hogaza de pan de 2 kg costaba alrededor de 15 libras sirias; hoy, una hogaza de 1 kg cuesta entre 100 y 500 libras. En febrero de 2020, el Gobierno sirio introdujo «tarjetas inteligentes» que dan a las familias acceso a raciones de productos básicos como pan, arroz y té a precios subvencionados. Pero para obtener estos productos hay que hacer largas colas, a menudo, durante varias horas.
En su mensaje a ACN Mons. Nassar denuncia: «Siria ve a su gente salir de casa muy temprano por la mañana para poder conseguir un lugar en la cola frente a las panaderías, las tiendas de alimentos, las gasolineras y las paradas de autobús». Y añade: «Estar de pie durante mucho tiempo es de por sí agotador, así que algunos llevan sillas plegables mientras otros se sientan en el suelo… a los discapacitados y ancianos se les cede el primer lugar. Los miembros de las fuerzas armadas, impacientes, rara vez se ponen a la cola».
A los discapacitados y ancianos se les cede el primer lugar. Los miembros de las fuerzas armadas, impacientes, rara vez se ponen a la cola
Según el arzobispo Nassar, la comunidad internacional debe asumir su parte de responsabilidad respecto a la situación actual. El arzobispo también explica que la situación actual hace que los sirios no puedan siquiera comenzar a dejar atrás la guerra civil, una guerra civil que, según la ONU y la Liga Árabe, se ha cobrado la vida de 400.000 personas.
En su mensaje, el arzobispo maronita se hace eco de las declaraciones que hizo a ACN el arzobispo greco-católico melquita de Alepo, Mons. Jean-Clément Jeanbart, a principios de este año. Mons. Jeanbart dijo: «Las sanciones no tienen otro resultado que hacer sufrir a la gente y hundirla en la pobreza y la miseria. No tendrán ningún efecto sobre el Gobierno y sus políticas porque el Gobierno no se ve afectado por los efectos de las sanciones».
Desde que comenzó el conflicto en Siria, ACN ha proporcionado ayuda de emergencia a este país, ofreciendo cestas de alimentos, leche en polvo y medicamentos, así como cubriendo gastos básicos como calefacción y luz, siempre dando prioridad a los más pobres, los enfermos y los ancianos. La fundación pontificia se ha propuesto ayudar a los cristianos sirios a permanecer en el país, visto el fuerte descenso del número de fieles. Muchos han emigrado a otros países huyendo de la persecución y de la pobreza extrema.