La morosidad bancaria en abril se situó en el 4,77% frente al 4,80% de marzo y frente al 5,70% de un año antes. El dato publicado este lunes por el Banco de España podría calificarse de positivo entre tanta incertidumbre y ciertamente lo es. Lo malo es que no refleja realmente la situación económica que están atravesando las empresas y las familias españolas.
En primer lugar, por los créditos ICO concedidos a las empresas y que están avalados al 70% por el Estado -el crédito total del sector subió un 1,44% respecto a marzo-, y en segundo lugar, por las moratorias que las entidades están otorgando a las familias, principalmente en hipotecas y en consumo.
Dicho de otra manera: el enfermo está anestesiado (ICO y ERTE) y su situación real se verá cuando despierte. De momento, la evolución de la morosidad de los préstamos al consumo no augura nada bueno: se disparó un 14% durante marzo y abril.