Las multinacionales se empiezan a marchar de España, como se puede comprobar este jueves ante los cierres de plantas y despidos que ha anunciado Nissan, los despidos en Alcoa y en Ford. Este es el gran problema que afronta nuestro país y un mal síntoma de la crisis económica provocada por el coronavirus… y ¡no se puede nacionalizar! Esa es la única idea que ha tenido parte de la izquierda: ¿Cómo van a nacionalizar a una multinacional?
Este jueves, se han conocido más de 3.850 despidos directos en estas dos multinacionales, que podrían afectar a 20.700 empleos indirectos. Cifras que ilustran el peor día de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, pero ni ella ni el Gobierno han hecho demasiado para evitarlo. En el caso de Nissan, aún sigue refiriendo que hay que negociar, y la titular de Economía y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha vuelto a recordar que las inversiones serían inferiores al coste del cierre. Parecen no querer ver una cruda realidad: la decisión se ha tomado en Japón y forma parte de su plan de transformación para recuperar la rentabilidad.
Desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), su director general, José López Tafall, ha señalado que este cierre debe suponer “una ineludible y dolorosa llamada
de atención” para todas las Administraciones Públicas al respecto de la situación de la industria de la automoción en España. “Tenemos que ser realmente conscientes de que la industria automovilística española es una joya que hay que proteger. La pandemia del coronavirus ha colocado a nuestras empresas en una situación especialmente difícil. No hay que olvidar que somos el único sector industrial que ha tenido cerrada prácticamente toda la cadena de valor durante más de mes y medio y ese impacto es innegable. Es indispensable movilizar ya, de manera muy urgente, recursos para contener esta situación”, ha añadido.
Pablo Iglesias, Gabriel Rufíán, Íñigo Errejón y Néstor Rego (BNG) hablan de nacionalizaciones, pero no son posibles: son multinacionales extranjeras y de ellas dependen patentes y diseños, y encargos de producción
En el caso de Alcoa, gran parte de la situación delicada se debe a los altos costes de la energía. De hecho, el presidente del comité de empresa de San Ciprián, José Antonio Zan, ha señalado a Europa Press, que es necesario “un precio competitivo de la energía al igual que el resto de Europa”, y ha advertido que “si el Ministerio de Industria sigue haciendo oídos sordos se quedará sin industria en España”.
Y como no hay dos sin tres, Ford ha llegado a un acuerdo para el ERE en la planta de Almussafes que anunció a principios de marzo (antes del parón del coronavirus): serán 350 afectados, que se acogerán a salidas voluntarias mediante bajas incentivadas o prejubilaciones. Esta cifra es inferior a la planteada en un principio (410), en una plantilla que asciende a 7.400 empleos directos, aunque conviene añadir que la fábrica valenciana genera 30.000 empleos indirectos.
Ante todo este escenario a gran parte de la izquierda sólo se le ocurre hablar de nacionalizar, pero no es posible: son multinacionales extranjeras y de ellas dependen patentes y diseños, y encargos de producción. En el Congreso de los Diputados, precisamente en la Comisión para la Reconstrucción, Gabriel Rufíán (ERC) y Néstor Rego (BNG) han hablado de nacionalizar, una idea que también ha respaldado el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias: “Las nacionalizaciones son perfectamente posibles”. Y también Íñigo Errejón (Más País) ha pedido que “el Estado tome el control”. ¿Cómo vas a nacionalizar una multinacional? ¿O de qué sirve estatizar un trozo de una empresa de la que no posees ni las patentes, ni la logística, ni los proveedores, ni los distrbuidores?
El problema es que el Gobierno Sánchez pinta poco en el mundo. No asusta a nadie.
Menos mal que, afortunadamente, la economía no depende de ellos. ¿O si?