Carlos Ghosn, ex presidente de Nissan y Mitsubishi pero todavía presidente de Renault, seguirá detenido, una excepción en Japón mientras la detención es provisional. Lo habitual son 48 horas, pero el directivo fue arrestado el 19 de noviembre, por presuntos delitos de fraude y evasión fiscal. El caso es grave, además, porque pone en riesgo -no hay aún un desenlace- una de las alianzas clave en la industria del motor.

Un ingrediente más en esa ensalada, el último, es la acusación formal de la Fiscalía nipona, cuya novedad, informa este viernes el diario Nikkei, es la acusación paralela a la propia Nissan, a pesar de haberse desmarcado, con indignación, de la conducta irregular de su ya ex presidente y confirmar que colaborará con la Justicia para aclarar el caso.. Por eso lo destituyó tres días después del arresto.

La acusación formal por malversación de la Fiscalía está prevista para el lunes, igual que contra Greg Kelly, director representativo de marca y hombre de confianza de Ghosn. Los dos seguirían en prisión 22 días más. Paradójicamente, la acusación se amplía contra Nissan, a la que también considera responsable.

Nissan revisa otros 150.000 coches por irregularidades en las pruebas de emisiones de gases

El pacto de Nissan y Renault, mientras se resiente, básicamente por los recelos del grupo nipón con el francés y la descompensación en la alianza que los une y de la que culpa precisamente a Carlos Ghosn. Lo ha avanzado el propio consejero delegado de la japonesa, Hiroto Saikawa, al tiempo que en Francia quieren mantener la alianza. También el Gobierno Macron, que controla el 15% de Renault y por tanto el 43,4% de Nissan.

La descompensación está en las participaciones cruzadas porque la de Nissan se reduce al 15% en Renault y sin derechos de voto en su consejo, a diferencia de la francesa en nipona, que sí por su 43,4%. Y a eso se añade la superioridad en ventas de Nissan, segundo fabricante de Japón; en concreto, el 60% más que Renault. Es el motivo porque el que no han tragado con la propuesta francesa para sustituir a Ghosn, que sería más de lo mismo, cuando, encima, lo que pretendía es hacer el pacto irreversible en 2020.

La compañía japonesa, por otra parte, ha anunciado que revisará 150.000 vehículos en su país por las irregularidades que ha detectado en los controles sobre la emisión de gases en dos de sus plantas. Lo ha descubierto en los procesos de inspección habituales, los mismos por los que ha retirado de la venta más un millón de coches desde hace un año.