El ministro de Energía, Álvaro Nadal, muy suyo él, da en la diana de una de las asignaturas pendientes para ACS y Atlantia tras el éxito de su OPA amañada sobre Abertis (para pagar menos claro): Hispasat. De hecho, esa venta depende de cuatro autorizaciones y de momento tiene sólo una.
En concreto, la referida al espectro, pero faltan tres: una sobre el cambio de accionistas, otra de la órbita geoestacionaria y una tercera, que depende del departamento de Dolores de Cospedal, sobre inversión que afecta a elementos de defensa.
Nadal se refiere a la compleja compra de Hispasat, pero no es menor el desembarco en la concesionaria
Discordante Nadal, cierto, pero sin el hacha de guerra de antaño, cuando intentó que Abertis no cayera en manos italianas (no le gustan, ni los de Atlantia, ni los de Enel, que fagocita Endesa).
En cualquier caso, hay un desenlace en la oferta -sólo pendiente del minuto y resultado, tras el cierre del plazo de aceptación-, pero sin que se haya desvelado lo más importante para la concesionaria: el plan de negocio.
Paradójicamente, Nadal se ha referido a la complejidad de la compra de Hispasat, debido a su “interés geoestratégico” -entre otras cosas, ACS y Atlantia tendrán que añadir un plan de negocio-, pero sin entrar en la complejidad, que también la tiene, la operación al margen de Hispasat.
Y ojo, porque Florentino manda, pero con una acción más, Atlantia ya ha colocado en manos de los Benetton la rentable tecnológica de Abertis, Cellnex, condenada a caer en bolsa por el precio de venta.