El matrimonio entre los dos primeros bancos españoles, Santander y BBVA, sumarían un activo conjunto de 2,2 billones de euros, empatado con el francés BNP y tan sólo superado en Europa por el HSBC. Para que se hagan una idea, al propio HSBC, al banco tramposo, sólo le superan en todo el mundo el Morgan Chase y los bancos chinos.
La entidad de Ana Botín aportaría 1,5 billones de negocio y el BBVA 0,7. En cualquier caso, España contaría con un gigante continental, con presencia fuera de la Unión Europea (sobre todo en México, Brasil y Turquía) y que se encontraría en el podio de la unión bancaria europea, ya saben, aquellos bancos que no pueden caer.
Además, sería banca europea, es decir, doméstica, la banca de verdad, al igual que el BNP… y cada vez más lejos de Deutsche o del mismo HSBC, que juegan a ser bancos de inversión.
Ana Botín quiere comerse al BBVA, como Calviño y Guindos, pero Carlos Torres planteará batalla mientras pueda
¿Quién es, ahora mismo, el principal defensor de la fusión Santander-BBVA? Pues la vicepresidenta económica del Gobierno español, Nadia Calviño, la burócrata bruselense que siempre piensa en términos europeos.
Otro español al que le gustaría esa fusión para que España contara con una mega-entidad europea es el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos. Ojo, no al BCE, sino a Luis de Guindos. El BCE todavía insiste en fusiones trasnacionales pero la banca le ha respondido que verdes las han segado.
Ahora bien, el Banco de Francfort también acaba de publicar el documento que presenta como este título (ojo al dato): “Guía del enfoque supervisor con respecto a la consolidación bancaria”. Ya el titular tiene cierta coña y en el caso de que alberguen sospechas yo se las confirmo: que sí, que si te fusionas haré la vista gorda con mi gran arma, arma letal, nada menos que los recursos propios.
Al parecer, despedir trabajadores tras una fusión refuerza más la solvencia de una entidad que aumentar el capital. E incluso puede resultar más barato.
Torres se equivoca con el juez García-Castellón: debería proporcionarle la información requerida o se arriesga a sufrir pena de telediario… y a perder el banco
Y ahora vamos con los protagonistas del cuadro. A doña Ana Botín le encanta la idea: absorber al BBVA sí que resultaría un salto adelante y la previa para su expansión por la Europa continental… que no olvidemos está en mantillas, Polonia, Alemania como financiera y poco más.
A todos gusta una fusión Santander-BBVA menos a uno. A Calviño ya hemos dicho por qué, a Guindos porque está empeñado, y hace bien, en que un banco español juegue un papel determinante en Europa. El que no quiere ni oír hablar del asunto es el absorbido, y encima casi recién llegado al cargo, Carlos Torres Vila. Compréndale: ha tenido que soportar durante 14 años a Francisco González, un tesoro en méritos, y encima le deja una Presidencia envenenada, a Villarejo y a Erdogan. Ni el santo Job.
Torres tiene muchos problemas, como el de mantener a un turco como CEO porque así lo exige Erdogan. Eso le convierte en uno toro pastueño, pieza débil, ante el supervisor. Si algo puede hacer un inspector bancario es asegurar que Turquía es un polvorín y exigir al BBVA más capital para taponar cualquier agujero surgido de la inestable país del fundamentalista Erdogan.
Pero, además, Torres que recientemente explicó a los suyos que el caso Villarejo ya era una cosa del pasado, debería hablar más con algún miembro de su equipo jurídico quienes, por cierto, andan bastante divididos en la materia, para que le explicara algo parecido a esto. Si bien es cierto que para el juez Manuel García-Castellón, Carlos Torres no introdujo a Villarejo en el BBVA para espiar a todo quisqui, fue FG, y que nunca ha tenido intención de encausar a a Torres, negarle la información solicitada es de necios. Porque si Torres no levanta el secreto de auditor a Price y éste no le entrega al magistrado lo que solicita es muy posible que García-Castellón mantenga para la vista oral la imputación de la persona jurídica BBVA. Y no olvidemos que estamos ante una ”causa con reo”, es decir con el Villarejo en la trena, y tiene que ir acabando. Y claro, si BBVA sigue encausado, Torres tendrá que someterse a pena de telediario, acudiendo a la Audiencia a declarar. Eso no queda bien en el escenario de la reputación corporativa.
Y si el BCE aprovechara ese momento para exigir mas capital por el “polvorín turco”… lograríamos la tormenta perfecta para jubilar a Torres o, al menos, para forzarle a matrimoniar con Ana Botín. El Santander absorbería al BBVA… ‘quod erat demonstrandum’.
En resumen, Calviño, Guindos y Botín saben que estamos ante una decisión “complicada” sí, pero perfectamente posible, en cuanto Torres cometa un error en cualquiera de estos dos escenarios: Turquía o la Audiencia Nacional.