El auge de las plataformas de streaming no va ligado a la buena calidad de sus contenidos, en la mayoría de las casos. Una prueba de ello se puede ver en Netflix, que se ha convertido en cristófobo y pornógrafo: si hace unos días aludíamos a que volvía a ofender a los cristianos con una blasfemia, ahora insiste en la película erótica 365 días, una de las más vistas de 2020 pese a las numerosas críticas que recibió, dado que tendrá dos secuelas.
La plataforma de streaming que dirige el progre Reed Hastings quiere sacar más tajada de la obra de la escritora polaca Blanka Lipinska en la que se basa y que tiene el mismo título. Y claro, para ello aprovechará que se trata de una trilogía… Lipinska es coautora del guion, aunque Netflix afirma que las secuelas se inspirarán libremente en los dos títulos restantes de la trilogia y se estrenarán en 2022.
Muchos calificaron a ‘365 días’ como la ‘Cincuenta sombras de Grey’ polaca, así que ya se pueden hacer una idea de su contenido: se puede resumir en pornografía
La película 365 días tiene como protagonistas a Massimo Torricelli, un capo de la mafia siciliana que se obsesiona con Laura Biel, una directora de ventas, a la que secuestra cinco años después de haberla visto por primera vez para lograr que se enamore de él. Muchos la calificaron como la Cincuenta sombras de Grey polaca, así que ya se pueden hacer una idea de su contenido, que se puede resumir en pornografía. Tristemente, se trata de una de las películas más vistas de Netflix durante el pasado año, pese a las críticas que recibió de diversas organizaciones feministas y las peticiones de retirada: la cantante británica Duffy llegó a escribir una carta a Hastings cargando por pretender hacer de la violencia sexual algo glamouroso.
Sin embargo, Netflix siguió a lo suyo, como ha hecho en otras ocasiones que incluso han llegado a los tribunales. Por ejemplo, en el caso de la película La primera tentación de Cristo, reconoció en sede judicial que era una película ofensiva para los cristianos, pero no la retiró de su catálogo y la siguió emitiendo.
Conviene recordar que la plataforma de streaming que dirige Hastings no tiene reparos en un uso excesivo del sexo en sus contenidos. Una muestra de ello se puede ver en la miniserie Halston; en la serie Los Bridgerton, donde defiende dichas escenas pero denuncia su uso ilegal en sitios porno; o con la sexualización de niñas que hizo en Cuties.
Al hilo de todo lo anterior, no es baladí que Netflix intente que los espectadores no se queden dormidos o que vaya a activar un modo aleatorio reproduciendo contenido que cree que gustará al usuario (al parecer al espectador le cuesta elegir entre su inmenso catálogo). ¿Por qué será? ¿El problema no estará en los contenidos? Hastings y compañía deberían reflexionar porque a pesar de los beneficios crecientes, ha frenado en nuevos suscriptores en el primer trimestre.