- Es decir, unir a socialistas, comunistas (Podemos) y separatistas catalanes (Democracia y Libertad y ERC), más la propina de IU.
- Como el Tripartito no sale, corrimiento hacia la izquierda, independentismo incluido: un Frente Popular en estado puro.
- Cambiando a la burguesía nacional de Ciudadanos por la burguesía catalana de Convergencia.
- Con el síndrome Quebec, que es lo que predican Carme Chacón y Miguel Iceta.
- Ahora, se trata de doblarle el pulso a la Ejecutiva del PSOE, cuyo mentor es Felipe González.
- ¿Qué puede hacer FG? Por ejemplo, que no le voten 30 diputados... ¡socialistas!
- Las expectativas electorales y los poderes económicos llevaron a Ciudadanos a romper el Tripartito.
- Así que a Sánchez sólo le queda una alternativa para obtener La Moncloa... y para conservar Ferraz.
Quien mejor lo explicaba, con la finura que le caracteriza, es doña
Celia Villalobos, el lirismo del PP, vicepresidenta del Congreso: "Por lo único que mira Pedro Sánchez es por su culo". Grosera la señora, ciertamente, como un bocadillo de garbanzos, pero
cargada de razón en el presente caso.
Y no se dejen engañar por
Antonio Hernando, quien, en la mañana del jueves, fue durísimo con
Pablo Iglesias. Hernando siempre es durísimo y mentirosísimo, pero eso no cambia nada.
Lo primero: quien se ha cargado el Tripartito no ha sido Podemos, sino Ciudadanos. La presión de los poderes económicos sobre
Albert Rivera -el más susceptible a sus presiones- así como las
expectativas electorales le ha hecho romper la baraja. Por expectativas electorales se entiende algo muy sencillo: los votos de
Ciudadanos han sido arrebatados al PP y un votante del PP no parece que pueda aceptar que con su voto entre Podemos en el Gobierno o, al menos,
en la esfera central de poder, ¿verdad que no?
Pablo Iglesias tiene poco de inteligente, pero le apasiona el poder y tiene cierto olfato para husmear todas las posibilidades. Sabedor que nada podía salir de la reunión del jueves ha apostado por ofrecerle a un personaje tan patológicamente ambicioso como
Pedro Sánchez (
en la imagen), su última oportunidad: si no es posible el Tripartito que lo sea el
Frente Popular: ni los 131 ni los 199, los 178, que también son mayoría absoluta.
Es decir sumemos los diputados del PSOE (90), Podemos (69), el apéndice de IU (2) y, en lugar de Ciudadanos los 9 votos de ERC y los 8 de Convergencia (perdón Democracia y Libertad). Mayoría absoluta.
Socialistas, comunistas, neocomunistas y separatistas, tanto burgueses como de izquierda exquisita (ERC). En el fondo
no deja de ser otro Tripartito, sólo que con la burguesía catalána de Convergencia en lugar de la burguesía española de Ciudadanos. O sea, otro
Tripartito antinatura.
Carme Chacón y Miguel Iceta le han facilitado el camino con el
Síndrome Quebec. Como
Junqueras le dijo a Sánchez: aceptan el referéndum y todo es posible.
Eso sí, la vieja guardia del PSOE, dirigida aun por
Felipe González no le deja pactar con separatistas. De acuerdo pero sí se puede lanzar el mensaje en dos fases, el de Chacón si no se consigue la
Constitución Federal se plantearían Quebec. Es decir, lo que dicen los nacionalistas catalanes: queremos un referéndum "por dignidad", aunque sabemos que lo perderemos.
Es el síndrome Quebec:
los canadienses lo aceptaron y ya se han celebrado cuatro referenda. Fallan en el primero y reclaman un segundo. Y así hasta que alguien dijo basta… antes de que una consulta diera el sí porque, entonces,
no habría marcha atrás. ¿Lo aceptará
Pedro Sánchez? ¿Se lo dejarán aceptar? Desde luego, lo intentará. Con tal de llegar a Moncloa vale la
extrema izquierda, los antisistema o los separatistas. Y si no cuela se le hace colar.
Pues eso. Pero no lo duden: en el PSOE ya lo están intentando. Y Hernando puede cambiar de parecer sobre Iglesias, tras una profunda reflexión: por lo menos cinco minutos.
Menudo mejunje, ¿verdad? Claro es que
Pedro Sánchez lo que quiere no es ser fiel a sus convicciones porque no tiene ninguna. Lo que quiere es sentarse en Moncloa. Ya saben: lo de su culo.
¿Y lo del
referéndum de Podemos? Pero hombre, lo importante, ya lo dijo
Francisco Franco, a quien en astucia Pablo Iglesias se le parece mucho: lo importante en una consulta es la pregunta. Y las preguntas de Podemos recuerdan a la del referéndum de
Felipe González sobre la OTAN o la doble pregunta del cuasi-referéndum catalán.
Ni 131 ni 199: lo que intenta ahora Pedro Sánchez es 177. Veremos si le dejan… los socialistas. Sí, porque, ¿qué podría hacer Felipe González para detener al ambicioso Sánchez? Pues por ejemplo, que no le voten 30 diputados... del propio PSOE. El cálculo no es mío sino del propio PSOE, sector felipista.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com