Las nucleares son clave en la descarbonización y por tanto, para alcanzar la neutralidad climática en 2050, aunque le pese a la vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que sigue empeñada en cerrarlas entre 2027 y 2035. Y este martes, conviene recordar la importancia de los siete reactores que están operativos en España, que son la primera fuente de producción de electricidad y además lo hacen sin emisiones, porque Ribera ha quitado el objetivo de subastar 3.000 megavatios renovables al año.
Así se puede ver en el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que ha aprobado el Consejo de Ministros, donde se manifiesta que habrá dicho sistema de subasta, pero sin fijar un objetivo de capacidad. Ribera ha hecho caso al Consejo de Estado, que recomendaba no adoptar unos objetivos definidos en una norma muy a largo plazo, porque el número podía variar en función de la realidad de cada momento.
El Gobierno quiere que en 2030, el 70% de la generación eléctrica sea de origen renovable, una cifra inferior a la del último borrador del PNIEC (74%), y reducir las emisiones un 20% respecto a 1990
Es cierto que apostará por las renovables, pero podría no creer del todo que su ambición se haga realidad. Al hilo de esto, conviene recordar que para sustituir cada gigavatio nuclear se necesitan entre tres y cuatro gigavatios eólicos y solares, pues fuentes del sector nuclear siguen señalando que para reemplazar los cuatro GW que dejarán de estar disponibles en 2030 (los reactores Almaraz I, Almaraz II, Ascó I y Ascó II) hacen falta unos 15 GW de eólica y solar.
El Gobierno quiere que las renovables lleguen al menos al 35% sobre el consumo final de la energía en 2030 y que en ese mismo año el 70% de la generación eléctrica sea de origen ‘verde’. Este último objetivo también es menos ambicioso que el que se recogía en el borrador actualizado del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que era del 74%. Así, quieren reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 20% respecto a 1990, tres puntos menos de lo que recoge el PNIEC.
Se obligará a las gasolineras con mayor volumen de negocio a instalar puntos de recarga eléctrica y los municipios de más de 50.000 habitantes deberán habilitar zonas de bajas emisiones
Paralelamente, el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética no marca un objetivo de reducción de emisiones para el sector del automóvil o de movilidad eléctrica de cara a 2030, aunque espera que el parque sea de cero emisiones en 2050. En rueda de prensa, Ribera ha señalado que los vehículos de motores de combustión (o sea, los de diésel y gasolina) sólo se podrán vender hasta 2040 y quedarán fuera de la circulación en 2050 todos, excepto los históricos. Asimismo, se obligará a las gasolineras con mayor volumen de negocio a instalar puntos de recarga eléctrica y los municipios de más de 50.000 habitantes tendrán que habilitar zonas de bajas emisiones antes de 2023.
Desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), su director general, José López-Tafall, ha señado que “la ley era muy necesaria pues configura un marco nacional a nivel normativo y fija los objetivos de largo plazo. A su vez, es el punto de partida para empezar a diseñar las herramientas necesarias para convertir esos objetivos en realidades”. En este sentido ha recordado que el Plan Auto 2020-40 “ya plantea una hoja de ruta con medidas que permitirán llegar a la descarbonización en 2050 de una manera efectiva y con una industria de la movilidad sostenible, eficiente, digitalizada, competitiva y más fuerte económicamente, capaz de seguir aportando empleo y valor añadido a la sociedad española, al medio ambiente y a la economía”.