El nuevo presidente del regulador bursátil (o sea, la CNMV), Rodrigo Buenaventura, debería dar su primer puñetazo sobre la mesa, no vaya a ser que le tomen un poquito más al pelo.
Porque lo del hecho relevante de Vocento y lo del hecho relevante de Prisa (pueden consultarlos en el documento adjunto) de este lunes, 4 de enero resulta un tanto ininteligible, o más bien un tanto cachondeable.
Si lo he entendido bien, y no es fácil, se lo aseguro, Vocento dice que intentó comprar parte de Prisa y Prisa asegura que no está en esas. Supuesto y no admitido que los intentos sean materia de Hecho Relevante y no un queo interesado de Vocento (por cierto, ¿los Yarza se han marchado o no del grupo Vocento?) para presumir de potencia compradora en medio de la crisis, lo que sí es cierto es que se ha despertado un curioso apetito, no por Prisa, sino por las distintas divisiones de Prisa. O sea, por su troceo.
A lo mejor es que el inefable Joseph Oughourlian, más que comprar una tele pretende vender. O mejor, que pretende engordar para la matanza o que va directamente al troceo por partes, siguiendo el primer mandamiento de todo buen especulador: la suma de las partes vale más que el todo. Al menos, en bolsa.
Y Buenaventura también debería reaccionar ante lo que parece otra tomadura de pelo, la del lechero asturiano Blas Herrero, el comprador con dinero ajeno y de lo más interesado. Blas Herrero lo mismo sirve para comprar Duro Felguera que Prisa o Zalacaín: ingenierías, editoriales, radios, restaurantes, líneas aéreas… es un todoterreno el hombre de Kiss FM.
Pero la CNMV debería hacerse valer. Se supone que es el regulador bursátil, no un instrumento de imagen para las cotizadas e inversores en edad de merecer portadas de diarios.