Ley de Memoria Democrática. El anteproyecto se aprobará en el Consejo de Ministros del martes 15 de septiembre. Con él, la vicepresidenta Carmen Calvo, abanderada de la nueva barbaridad monclovita, pretenden volver a 1931 y 1936 y reescribir la historia a partir de 1939, todo a un tiempo.
Pretende, también, ilegalizar a Vox y criminalizar al PP. Vox, por ser el único partido no progre, es su principal enemigo. Como siempre, el cinismo del presidente Sánchez va por delante: días antes de aprobar un anteproyecto legal de carácter guerracivilista, acusa a Santiago Abascal, líder de Vox, de enfrentar a las dos Españas. Esta es precisamente la especialidad socio-podemita.
Declarar nulos los juicios del Franquismo supone entronizar las matanzas los milicianos, perpetradas sin juicio alguno
Volver a 1931 donde, con una legalidad republicana, el Gobierno miraba hacia otro lado mientras los milicianos socialistas, comunistas y anarquistas, asesinaban a los católicos y volver a 1936, cuando esos milicianos llegaron al poder y el terror se ejercía desde el gobierno. Finalmente, cambiar la historia a partir de 1939. Las declaraciones de la vicepresidenta Carmen Calvo del pasado viernes, en respuesta a la petición de Quim Torra durante La Diada, en el sentido de anular el juicio al depredador Lluis Companys, responsable del asesinato de más de 8.000 personas, ha prometido anular todos los juicios del Franquismo. Porque los asesinatos de los milicianos fueron sin juicio alguno, mientras las ejecuciones del Franquismo tras la victoria militar de abril de 1939, muchas menos de las que predica la propaganda socio-podemita, fueron tras un juicio, con sus abogados defensores, sus recursos a instancias superiores, etc, etc. Una cosa es un tribunal, en un régimen democrático o autoritario, y otra una checa de verdugos.
Por eso, el muy leído artículo del catedrático de Historia Contemporánea, Javier Paredes, publicado en Hispanidad el pasado domingo 13, muestra la hipocresía del dúo Sánchez-Calvo: lo de Franco no fue un genocidio, lo de socialistas y comunistas en la checas, con el apoyo del nacionalismo vasco, sí lo fue.
El Gobierno Sánchez pretende volver a 1931, a 1936 y a 1939. Revivir la II República, ilegalizar a Vox y criminalizar al PP por anticonstitucional
Volvamos al comienzo, que es lo más actual: el segundo objetivo del Gobierno consiste en ilegalizar a Vox no y criminalizar al PP. A Vox se le persigue, no por ser un partido ultra, que no lo es, sino por ser, con todos sus defectos, que son muchos, un partido cristiano, que sí lo es. Y con ello, el único partido no progre del Parlamento.
Pedro Sánchez seguramente no ha leído a Indalecio Prieto, su antecesor, pero siente que debe comportarse como él: "A nada temo más que a un requeté recién comulgado". Aludía a la coherencia de los cristianos 'eucarísticos'.
Pero ojo, si bien la operación monclovita consiste en ilegalizar a Vox, hasta para este Ejecutivo resulta excesivo situar al margen de la ley a un partido que es el tercero del Parlamento, con 53 diputados. No, se trata de plasmar en la ley que ningún partido puede “enaltacer” -el verbo favorito y tramposete de Calvo- al Franquismo (Sánchez ya empezó durante el último pleno retorciendo unas palabras de Santiago Abascal) para que los tribunales tengan donde agarrarse y sean ellos los que ilegalicen a la formación verde: por franquistas.
Pedro Sánchez seguramente no ha leído a Indalecio Prieto, su antecesor, pero siente que debe comportarse como él: “A nada temo más que a un requeté recién comulgado”
Es decir, la ley de Memoria Democrática pretende castigar a todos los partidos que enaltezcan el franquismo, por anticonstitucionales. Eso significa ilegalizar a Vox, a quien temen mucho más de lo que dicen, por ser el único partido no progre del Congreso y situar al PP de Pablo Casado en la frontera mismo de la legalidad. Recuerden, ya lo expresó Sánchez con uno de sus sofismas más infantiles: Podemos es de corazón anticonstitucional pero el PP es anticonstitucional… porque no aplaude que el PSOE se haga definitivamente con el poder judicial (ya controla la justicia pero no el CGPJ).
Y, por supuesto, Carmen Calvo también pretende reescribir la historia: le mola mucho. Ministerio de la Presidencia, Ministerio de la Verdad… orwelliana.