La semana pasada, el Fiscal General de los Estados Unidos, William Barr -quien ocupara antaño el mismo cargo durante la Presidencia de George Bush padre- retiró los cargos contra el general Michael Flynn, el que fuera principal asesor de seguridad nacional del presidente Donald Trump así como Director de la Agencia para la Inteligencia de Defensa durante la Presidencia de Barack Obama.
Flynn fue acusado de mentir a los investigadores del FBI sobre sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, en diciembre de 2016, lo que llevó a su temprano cese como asesor de Donald Trump, cuando solo llevaba un mes en el cargo. Dicha acusación contra Flynn supuso el advenimiento de la famosa trama de la “colusión rusa” que ha sido utilizada como arma política de los medios de comunicación estadounidenses progresistas y de la oposición demócrata contra la Casa Blanca, durante los más de tres años de Presidencia de Donald Trump, con el objetivo de socavar y torpedear al republicano.
Sin embargo, y como analiza la revista estadounidense National Review, existen sorprendentes elementos nuevos y muy inquietantes, descubiertos en la trama bautizada como “Obamagate”, y que apuntan a que, durante el octenio de Barack Obama como presidente, habría creado, un ‘Estado profundo" que operaba en paralelo y que, tras su salida de la Presidencia, ha seguido operando en la cúspide del poder norteamericano, con el objetivo de hundir la Presidencia de Trump. Por ejemplo, a partir de investigaciones de sus supuestos contactos con el régimen de Vladimir Putin.
Sobre los contactos para que Moscú apoyara la carrera hacia la Presidencia de Trump, todo apunta a que nunca existieron dichos contactos. De hecho, la firma de ciberseguridad CrowdStrike, que fue la que acusó a Rusia de ‘hackear’ correos electrónicos y servidores del Partido Demócrata, ha afirmado que no solo no tenían ninguna prueba de esto, ni tampoco de los supuestos vínculos de Trump con Rusia.
Así, la revista matiza que la confesión de Flynn fue debida a que el FBI le presionó para declararse culpable, a pesar de no haber cargos contra él mismo, para que pudiera proseguir la investigación de la trama rusa. No obstante, es esta actuación aparentemente concertada entre el FBI y la oposición demócrata, la que lleva a afirmar que es muy probable la existencia de una Administración paralela en Estados Unidos que busca socavar desde dentro al actual inquilino del Despacho Oval.
En las cloacas del Estado presuntamente creado por Obama estaría el entonces vicepresidente Joe Biden
El semanario pone en relación el origen de este “Estado profundo” con las acusaciones que en su momento recibió la Administración Obama de espionaje al Senado y a medios de comunicación. Es preciso recordar que el Fiscal General de EEUU durante la presidencia de Obama, Eric Holder, justificó la utilización de la Ley federal de Espionaje de 1917, para espiar a un periodista de la cadena Fox News, a los miembros del Congreso que se oponían al acuerdo nuclear con Irán, e incluso a la Agencia periodística Associated Press.
Llama la atención que la investigación sobre la supuesta trama rusa se inicia horas antes de que el presidente Obama tuviera que abandonar la Casa Blanca, con una reunión entre la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice, el director del FBI, James Comey, el propio presidente Obama y el vicepresidente y actual candidato presidencial demócrata, Joe Biden. Curiosa forma de celebrar el último día de mandato como presidente.
Particularmente llamativo ha sido que nada más conocerse que se retiraban los cargos contra Flynn, el expresidente Obama ha corrido raudo a afirmar que el Estado de Derecho está en peligro y que «no hay ningún precedente que se pueda encontrar de una persona acusada de perjurio que se salga con la suya”.
Continúa National Review afirmando que el Obamagate no sería una teoría conspirativa. Así, afirma que la investigación de la colusión rusa desarrollada por la Administración y el Congreso estadounidenses sería una investigación preparada por la oposición demócrata con documentación falsa, repleta de datos erróneos y pruebas deliberadamente fabricadas.
Esta semana, el Comité Judicial del Senado iniciará una investigación acerca de los orígenes de la trama rusa, si bien el presidente de dicho comité, el senador republicano Lindsey Graham ha afirmado que no llamará a declarar al expresidente Obama, con lo que todo apunta a que no se llegará al fondo de la cuestión.