Denunciábamos días atrás en Hispanidad el intento de profanación eucarística en la Iglesia de San Marcos, de León. Pues bien, el mismo personaje ha vuelto a intentarlo, esta vez con éxito, en San Isidoro -se ve que le gustan los santos con historia-. Acudió a comulgar se introdujo la hostia consagrada en la mano y salió a gran velocidad de la Iglesia. Lo más probable es que luego extrajera la Sagrada Forma de la boca para utilizarla en misas negras.
La impregnación del mal en la sociedad del siglo XXI es tan fuerte que resulta difícil que muchos no lo perciban
Curiosamente, fuentes de la clerecía leonesa aseguran que se están multiplicando en León los casos de satanismo y fuentes de la Conferencia Episcopal aseguran que incluso se está utilizando a niños. Sí, es un delito, perseguible ,no como el de la profanación, que la policía asegura que es un trozo de pan sin valor, pero suponiendo que la policía descubra algún infanticidio no se preocupen: se ocultará de qué se trata y se alegará locura o cualquier otra excusa. A su favor está que la raza humana se ha vuelto muy crédula y su nivel de compasión hacia el débil en general y hacia la infancia en particular ha caído en picado.
La raza humana se ha vuelto muy crédula y su nivel de compasión hacia el débil en general y hacia la infancia en particular ha caído en picado
En cualquier caso lo cierto es que vivimos entre demonios. La impregnación del mal en la sociedad del siglo XXI que resulta difícil que alguien no lo perciba. Puede asignarse esa malicia a los sistemas políticos y económicos, incluso a los gobiernos pero me temo que se trata de un análisis muy frívolo. Más bien diría que salvo, en el momento concreto de la crucifixión, por exigencias del guión, jamás el poder otorgado a los espíritus malignos había sido tan manifiesto. Pero tranquilos: es lo que siempre ocurre antes de su irremisible caída. Y eso sí será un mundo nuevo. Mientras tanto, estamos en guerra y hay que resistir.
En cualquier caso, por si un aquel, volvamos a comulgar en la boca. Con coronavirus o sin él.